Susurraré despacio,

suave y en silencio

en toda tu dulzura

lo inmensa que te siento.

Susurrame al oído,

tán calma como el sueño

la hipnótica ternura

que llevas siempre dentro.

No dejes ni un momento

de ser mi viejo lastre,

mi dulce algodoncillo

que mulle mi desastre,

no dejes de ser siempre

mi musa y mi niñera,

mi báculo perpetuo,

mi incómodo dilema.

Te quiero con locura

cargado de tus penas,

atado a tu ternura

concibo mi alma a medias.

Perdona mi torpeza,

perdona mi desidia

perdóname si puedes

mi necedad infinita,

porque siempre soñaste

con años sin mentiras

tan simples como tu alma,

tan puros como el dia,

y en cambio yo engañado

te enmarañé la vida,

te eché cada mañana

un trozo de la mia.

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