EL BUEN PASTOR

El otoño de hace un par de décadas trajo al Imperio de los Afectos;

un pequeño.

Robusto,

piel muy blanca,

cabello intensamente negro,

ojos expresivos.

– » Este niño debe llevar el nombre de un Príncipe (enunció su Abuela Paterna )»

– » El reinará en el corazón de este Imperio»

donde los sentimientos, palabras son sinceros.

Se hizo hombre, guapo

elegante.

Aunque, todavìa conserva la dulce mirada de niño,

el gordito de mejillas rojas

que se acercaba timido a la casa de la Abuela.

Quiere ser pescador de hombres

Un buen Pastor de Ovejas.

Cada vez que su presencia,

su nombre cruza por mi mente la ternura me invade.

Es un estado pletórico de dulzura,

sentimientos puros, limpios

cual agua dulce de manantial.

Tengo un triángulo de amor en mi vida: un cielo, un sol y el buen pastor.

La triada perfecta,

el regalo de Dios.

En mi memoria siempre vivirà un gordito de mejillas  color de manzana

roja recièn madura,

su tierna sonrisa

y al que amarà mi corazòn por los siglos de los siglos.                                                                             

                                                                         CARLOS FELIPE GUILLERMO

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