¿POR QUE ES FRÍO EL VIENTO?

Los campos, son espacios o lugares que al mirarlos palparlos u olerlos, nos evocan los más inesperados recuerdos; pisar uno de estos, para muchos es de repente estar afirmados sobre la más eficaz máquina del tiempo.

Olores, colores y sabores nos transporta mentalmente a visitar, y no es de extrañar que quizá a muchos, mares de lágrimas les pueda arrancar. De alegría, de pesar, por el motivo que sea pero estas ruedan sin parar. Con esta breve puntualización, entro entonces a relatarles la siguiente narración.

En una mañana iluminada, en que los frescos pastos se vestían con el color de la esperanza, un par de niños al levantarse más temprano que de costumbre, salieron a jugar a la terraza; un espacio considerablemente amplio. Tanto corretearon los infantes, que sin darse cuenta ya se habían alejado demasiado de su casa y, junto a los rosales espinosos, en un abrir y cerrar de ojos la niña se detuvo a contemplarlos.

Su hermano que distraído la dejó atrás algunos pasos, al volverse entre risas para burlarla, notó que esta ya no estaba. Se angustió, si, bastante, así que presuroso se regresó y efectivamente junto a los rosales la halló

— ¡Eres una tonta!— Grita agitado y esta se sobre salta y se gira para mirarlo. Su cara estaba tan colorada como la de un tomate; esos, que el abuelo sembraba a tras de su casa en una pequeña e improvisada huerta, y, los que cuidaba con tanto esmero

— ¿Y por qué estás tan molesto? ¿Por qué me gritas?

— ¡Como se te ocurre quedarte aquí atrás y dejarme solo!—Chilla ofuscado

La niña calmada, casi pone su mano en frente de su cara, y este haciéndola un poco hacia atrás, se ladea un poco para mirarla— ¿Ya te diste cuenta dónde estamos?— Pregunta con una leve sonrisa de momentos, y algo de picardía.

El chico se gira sin decir ni una palabra, y abriendo sus ojos nota impresionado que se han alejado quince minutos de donde está su casa— ¿Esto es?…

— ¡Siiii!… ¡Los rosales!, los rosales de doña Blanca—Contesta la infanta

— ¡Hiiiii! ¡Madre míaaaa!. La señora limón, pues apúrate…Vamos, vamos hermanita que ya tu bien sabes cómo es esa señora cuando se enoja, y más si nos ve cerca a sus rosales que tanto ama—Dice el niño asiendo con fuerza a su pequeña hermana por el brazo y corriendo desaforados cuesta abajo, pues la señora limón, no era otra que una mujer de más o menos cincuenta primaveras. Alta, un poco encorvada, de cabello descuidado y de cualquier manera recogida, dedos alargados y rugosos, uñas casi con la forma del pico de un loro, y muy gruesas y anteojos muy grandes. Esta mujer, era una a la cual los niños le temían porque cada vez que podía o le daba la gana, les retorcía el cuero con un feroz pellizco, al tiempo que oprimía con fuerza sus dientes ya amarillos y cafés en los bordos, producto del café amargo y los tabacos que pasaba consumiendo todo el día

Corrían y Corrían los niños sin parar, atravesando por el camino de las grandes arboledas y manzanos; y de repente, la pequeña inquieta hace un alto

— ¡Ya! ¡Espérate por favor!—Vocea como puede y muy agitada.

— ¿Qué? ¿Y ahora que sucede?

Ella lo mira un poco silenciosa y con duda—-Hermanito… ¿Por qué el viento es frio?—- Pregunta la pequeña inquieta, pues mientras corrían el viento golpeaba su cara, así que quiso obtener una respuesta a ello.

Su hermano, se queda con sus ojos fijos sobre ella sin decir nada, solo pasa por su mente un sinnúmero de imágenes de posibles respuestas a aquella inocente pregunta; entre las que están, la de un grupo de elefantes que con sus trompas alzadas hacia el cielo, lanzan agua a presión que se condensa de tal manera que luego se vuelve un viento helado e insoportable. De pronto, a este pensamiento el niño sonríe.

—Hermanito, ¿Entonces?—- Insiste su hermana halándolo de la mano, y este sacudiendo la cabeza vuelve en si

— ¡Mm!, no sé— Contesta con frescura

— ¿No?—-Pregunta desilusionada

—No, pero si se de alguien que nos puede ayudar

— ¿Siiii?—-Pregunta emocionada

—-¡Siiii!

— ¿Quién?

—El abuelo Plutarco, tu sabes que él es el hombre sabelotodo, a él, no hay respuesta ni solución que no se le escape

— ¡Claro!…Tienes razón, vamos, ¿Qué esperas? Lleguemos pronto donde la sabiduría hecha anciano—- Agrega la niña llena de emoción, y ambos continúan su carrera ya más afanado.

Llegando a casa, apenas si atraviesan la puerta de entrada a toda prisa cual caballos desbocados, y corren al patio trasero, en donde se hallaba su abuelo sentado disfrutando de su habitual crucigrama

—-¡Aja! ¿Y a ustedes? ¿Qué fue que los vino persiguiendo una loca para que llegaran así de agitados y sudorosos?—Pregunta el abuelo, un hombre de aspecto fresco y relajado, y mal trajeado a sus nietos que lo miraban

—Casi—Contesta el niño, recordando los rosales de doña Blanca la señora limón

El abuelo suelta una ronca carcajada interrumpida a ratos por una seca tos—-Ay, mis hijos

— ¡Abuelo!—Exclaman los niños

— ¿Si?

—-¿Por qué el viento es frio?—- Pregunta de repente su nieta, y aquella pregunta cae al anciano como una bomba

El abuelo amoroso, deja escapar otra vez una sesión de risas pausadas que tuvieron una duración de más o menos un minuto. Al instante que los niños se miraban con muecas— ¿Por qué es frio el viento?…Bueno, buena pregunta—Vuelve a reír, y entre una leve tosecilla se aclara la voz—Resulta, que antes para el siglo xx. Los enfrentamientos entre partidos conservadores y liberales eran cada vez más frecuentes y más fuertes. Tanto, que aquel esqueleto con capa oscura hasta los tobillos y capota que le cubre el rostro; y que al desplazarse lo hacía como si volara llevando en su mano un hacha inmensa con la que cobraba una y otra víctima, y solo dejaba nuestras montañas hastiadas de tragar aquel preciado fluido color rojo que a casi diario derramaban nuestros hacendados y campesinos, dejando abandono, huerfanidad, viudez y desolación en sus hogares

—si

— ¡Provocó algo terrible!

— ¿Si?– Pregunta la niña aterrada

—¡Sí!…!Que llegaran los power rangers y acabara con ella de unos cuantos patadones! ¡Pumm, pamm!—Contesta el niño fascinado.

— ¡Mentira!, eso no— Interviene la niña

— ¿No? ¿Tú qué sabes?, haber, haber— Contesta el niño desafiante

—Porque los que vinieron no fueron los tontos y debiluchos esos de los Power rangers

— ¿No?—Pregunta ofuscado

— ¡No!…La que vino, fue Sailor moon y sus amigas las sailor scouts y acabaron con todo eso

— ¡Mentira!, fueron los otros porque esas son solo mujercitas mimadas y lloronas

— ¡No!—Discutían los pequeños hasta que la risa de su abuelo los hiso volverse hacia él– No mis niños, ni lo uno ni lo otro.

— ¿Noooo?–Preguntaron.

—No

— ¿Y entonces? ¿Por qué es frio el viento abuelito?

—Porque tanto se tornaron las guerras y cobraban tantas víctimas como les dije, que el viento dejó de ser tan cálido y amoroso como siempre era, y se enojó— Respondió creyendo darles la más sabía respuesta.

— ¡Siiii!— Exclamaron aterrados

—Sí, y es por eso que el viento es frio, porque está molesto—Concluyó el abuelo sonriente y con tal respuesta los niños felices y convencidos se fueron.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS