Pensamiento.

Hector Cisterna. .

Si has tenido un buen comportamiento, si has sido piadoso e integro, y has amado a tu prójimo dijo el sacerdote al moribundo te has ganado el Paraíso. El moribundo respondió, el infierno, el purgatorio y el Paraíso, ya he pasado por ellos en el transcurso de mi vida, ahora solo aspiro que mi cuerpo se convierta en polvo, para que forme parte del universo.

Punto de vista.

Cuando el pintor dio las ultimas pinceladas, dando por terminado el cuadro, la modelo bajo del pequeño estrado, y poniéndose frente al cuadro dijo, no se parece en nada a mí, él pintor la miro a los ojos diciendo, este es un cuadro no un espejo, no es como tú te ves, es como yo te veo a ti.

Sensaciones.

La mujer ,mirando al hombre que estaba de pie en el centro de la habitación,dijo,no te amo, no te quiero, ni siquiera te deseo, mientras ella desnuda sobre el lecho, sé retorcía de placer bajo el influjo de un orgasmo imaginario.

Lo que nunca llego.

La alegría ya viene, nos dijeron, han pasado más de treinta años y aquí estoy saliendo de la misma casa de tablas que construyo mi padre caminando por la mima calle sin pavimento, polvorienta en verano y barrosa en invierno yendo a recoger la basura de las avenidas, por donde pasan los dueños de la alegría en sus autos.

Arrepentimiento.

Hacía tiempo que deseaba ir de pesca junto a mi hijo, por fin este verano se presentó la ocasión, planificamos el viaje, compre todo los aperos y un libro de instrucciones para la pesca de truchas, y emprendimos el viaje, llegamos de noche a la cabaña que habíamos arrendado previamente, por lo que decidimos acostarnos temprano para iniciar la pesca en la mañana siguiente.

En la ribera del lago con mi esposa e hijo, prepare la caña diciendo ,almorzaremos trucha a la parrilla, después de varios intentos y ya cerca del mediodía, por fin sentí el tirón en el sedal, algo había picado, después de largos momentos de lucha, logre traerla a la orilla, la deposite en el canastillo, era una hermosa fario, al tomarla para sacarle el anzuelo vi sus ojos como diciéndome, Que culpa tengo yo de tu apetito,¿, vacile un momento, luego la devolví al lago, al mismo tiempo le dije a mi esposa, tira unas salchichas a la parrilla por favor.

El Diploma.

Hector Cisterna.

El salón de actos de la escuela de arquitectura estaba lleno, era el día de la graduación, había cierto nerviosismo en los jóvenes, para algunos, era el término de una etapa, para otros el comienzo de una carrera profesional, para Rafael, solo el término de un deseo ajeno.

Cuando llego su turno, y le entregaron su diploma, sé dirigió rápidamente donde sus padres, abrazó a su madre y entregándole a su padre el diploma le dijo, está cumplido tu deseo, ahora tengo la libertad de hacer con mi vida lo que yo quiero, y salió del salón sin despedirse.

Pesadilla

El agua le llegaba a las rodillas pero no se sentía mojado, camino hacia un bote atracado en la orilla, trepo a él, trato de remar, pero el bote no se movía, miraba el faro que parecía cercano, quería llegar a él, pero a pesar de su esfuerzo el bote permanecía estático, cansado se bajó y camino por la arena, de pronto escucho la música de un organillo y fue hacia él, tocaba su melodía favorita, delante una niña le ofrecía un osito de peluche, trataba de acercarse y tomarlo, pero su esfuerzo era inútil, el organillero y la niña se perdieron dentro de una neblina espesa. Luego miró atrás y vio a su único nieto en una plaza jugando en un balancín, caminó hacia él para tomarlo en brazos, y a medida que caminaba la imagen se alejaba, hasta que desapareció de sus ojos. Despertó sudoroso y asustado, miro a su alrededor y vio que en el piso de la habitación yacían tirados como mudos testigos de su discapacidad, las prótesis de sus brazos perdidos en un accidente.

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