Era tal vez como todo en esta vida, adherido al transcurrir natural que consigue consagrar el tiempo, se trataba no más que de un instante de vida en la vida de cualquiera. Lo realmente importante, lo que realmente debía ser mencionado como eje principal de la conversación y en sí de el acto mismo en suceso inmediato, lo que importa en esta historia es su existencia; precisamente ese trozo de carne recubierta en su propia piel y con el alma repleta de espíritus y pasiones. La conversación es entre aquél que procura la lectura del texto y quien a su vez le da existencia desde su teclado; así que vos y yo conversemos. El consejo que puedo darle, si es que soy acaso alguien capaz de ofrecer un consejo, busque una mujer y quiérala, con la paciencia que exige un querer, con la soltura que brinda una vida. Yo sigo en un lugar del mundo, trabajando a diario por un salario que finalmente representa una especie de vida, pero la tengo a ella y me siento vivo, voy a dejar que sea breve el escrito. Sin demasiada palabra, volteo a su vera menciono un te amo y listo, se acaba este texto.

(Sebastian Molina)

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