Ha venido a verme.
De nuevo, sin cansarse,
aparece ante mí.
Yo la he visto, y me visita
enloquecida por pisar presente,
dice que no quiere ser fantasma,
dice que quiere ser tu espalda,
dice que quiere, a recuerdos, tatuarla .
Ha venido a verme,
de verdad que no se cansa,
cada noche me envuelve,
me secuestra y me atrapa
en un mar que no se de donde viene,
ni siquiera sé donde acaba.
Pero me visita.
Y para desgracia mía
no se rinde,
ni se cansa.
No la espero,
ni al mismísimo Dios (si es que existe) se la deseo,
pero es tan desesperanzada
que no tiene consciencia
y acaba siempre recostada sobre tu paciencia.
Acolchada sobre tus dudas,
te mira, retándote a olvidar,
pero no puedes,
porque no se va.
Lo juro que la he visto,
que es incansable,
que viene y te arropa
con un material desagradable.
Te maltrata,
quieres una cosa pero te confunde,
te hace querer otra,
y sin que te des cuenta,
a tus ideales casi los tira por la borda.
Me miro al espejo y
el reflejo se no calla
se la ve detrás,
desnuda,
torturandome hasta en las entrañas.
Me visita,
yo la he visto,
si pudiera jurar juraría
que se regocija en mi sufrir,
y que cuanto más sufro,
más se ríe de mí.
¿Qué me digo entonces?
¿Cómo calmo el no tenerte presente?
¿Cómo calmo el hambre de mi llanto por querer pero no poder tenerte?
Si pudiera tenerte y no querer al mismo tiempo sufriría,
y la nostalgia,
como cada noche,
me haría una visita.
OPINIONES Y COMENTARIOS