En el escenario común de la soledad
indagan ferozmente las alas de la libertad,
lo hacen sobre un corazón adolorido
que no ha hurtado el perfume de los jardines
ni ha retenido los colores de la tarde,
en el último y moribundo segundo,
entre la última luz que retiene el día
y la primera sombra de la nueva noche.
Me pierdo en el inmenso firmamento
cuando los ríos de la tierra siguen su caos.
Indago mis conceptos en la inercia de la naturaleza,
indago mis conceptos en la turbulenta sociedad.
Yo, que creia que todos mis soles estaban sepultados.
En medio de la noche que me estremece
los conceptos se posan en mi corazón,
y recuerdo la belleza, el amor, la ternura.
Más dilemas en la noche insomne con la fría luz de la luna.
Los conceptos se hacen incontrolables
inmensamente incontrolables.
Yo apenas un árbol mortal que en cada noche pierde cortezas
ante la tormenta permanente de la verdad absoluta del movimiento.
Te necesito un segundo, y no se exactamente que serás:
si el concepto mismo, el caos, o la brizna que no imaginé.
Te necesito
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