El encuentro

… “ Catalina, en el metro por casualidad, conoció a una chica que le pareció muy sensual , la observó por varios días, hasta que un día tomó el valor para hablarle, se presentó y la muchacha llamada Gladys, la miró con ojos de intriga, para que una mujer tan apacible, tan dulce, querría hablar con ella y de que podrían hablar, Catalina le contó su historia y le dijo que ella quería ser una buena amante, Andrea le contó que era stripper y que vendía su cuerpo más por placer que por dinero o ya no sabe en qué momento se confundieron ambas cosas, quedaron en que Catalina, iría a su lugar de trabajo para enseñarle a ser buena amante, a las 3 cuando solo estaba el viejo stand quien limpiaba y ordenaba el lugar, Flor Purpura así se llamaba y quedaba al final de la calle 86, a cambio catalina la enseñaría a leer y a ser culta, eso era lo que Gladys siempre había querido, ser delicada, y aprender a tocar piano. Cosa que catalina sabía hacer muy bien, había crecido en una familia de músicos, Catalina tenía la voz de un ángel, cabellos castaños con destellos dorados y ojos negros como la noche, llenos de una dulce picardía inusual en una mujer, es como si se mezclara un ángel y un demonio, pero esa mezcla la hacía tímida, retraída, por miedo a que alguien malinterpretara su aura y quisiera propasarse.

..”Gladys comenzó diciéndole a Catalina, te enseñare a hacer stripper y a usar el tubo como la mejor condenada puta de los alrededores…Siempre puntual a la cita Catalina y aunque disfrutaba lo que aprendía, sentía siempre que alguien la observaba, pero la mirada más que incomodarla la excitaba…»

… “El día que según Gladys estaba lista le dijo que había invitado a alguien especial, con el cual su secreto estaba seguro y no había nadie mejor que el para darla por aprobada en el ¨curso¨, hizo un gesto con las manos como encerrando en comillas lo dicho, y sonrió pícaramente, Catalina no lo vio solo se preparó, maquillo y vistió para el show, Gladys la sintió muy nerviosa así que le prestó un antifaz que cubriría su identidad y le daría un soplo de paz a ese corazón tan acelerado.

Catalina ya lista, salió a escena, abajo se encontraba Gladys y el hombre misterioso, ella quedo impresionada, nunca lo imaginó así, era un hombre de unos 1.90, de cabellos castaños ligados con canas que parecieras puestas a manos muy armónicamente, ojos café grandes y una sonrisa impecablemente cautivadora, su cuerpo era esbelto, los dedos largos y simétricos como de médico, sus brazos definidos y fuertes, lo demás no podía divisar bien, por la lejanía del escenario y porque estaba sentado con el respaldar de la silla para adelante como se sentaban los machos recios que decía su abuelo el ganadero.

Quedo paralizada y en eso recordó las palabras de Gladys, relájate, respira y disfrútalo, y así lo hizo, entró con pasos firmes, vestida con un sombrero y un traje azul, camisa blanca y corbata roja, con un moño bajo que escondida su hermosa cabellera que podías olor las flores del campo si te acercabas, unos tacones negros muy altos, comenzó a bailar con la música, como si fueran una sola, en el fondo se escuchaba Rolling in the Deep de Adele algo aventurado para ser su primer debut, pero muy cargado de sensualidad, desnudo sus piernas y se podía ver su tanga negra cuando la camisa blanca así lo dejaba, luego quito el palto con una fuerza atrayente y una mirada que la hacía dueña del lugar, siguió por la corbata y lentamente se quitó la camisa, dejando al descubierto un cuerpo dibujado por los Dioses, poseía un vientre en el que podías perderte entre lo suave y definido, sus senos cabían perfectamente en la mano masculina de aquel hombre, sus pezones eran rosados, y podían sentirse con solo verlo; su sabor a lujuria. Su espalda armoniza perfecto con sus caderas, podías perderte entre sus delicadas curvas…

…Al terminar debía bajar con su cuerpo casi desnudo, sus pezones lo tapaba su larga cabellera y su parte baja una diminuta tanga, colocó sus piernas alrededor solo rozando al hombre llamado Doble A, y siguió bailando, su cuerpo estaba exaltado, pudo sentir el sudor mezclado con el perfume envolvente de aquel hombre, aquel que sin tocarla ya la había poseído, sintió como temblaba todo su cuerpo, una sensación que jamás había experimentado recorría su cuerpo, sintió un mareo y cuando casi cae desmayada en la sostuvo y la pego a su cuerpo de tal manera que fue imposible que sus bocas no se encontraran y ella recibió el beso más ardiente que podía haber soñado, en ese momento todo se desvaneció, lo único que existía era las manos y la lengua de aquel hombre recorriéndola toda, ella podía sentir como su tanga se deslizaba del néctar que brotaba de ella, sus pezones estaban endurecidos como jamás imaginó sentirlos, Doble A la agarro con fuerza precisa por su cabellera en la parte de atrás de su nuca, allí, ella descubrió que era su punto débil y continuó besándola con besos que casi podían quemarla y aun así no quería que ese momento acabara jamás, de repente se apartó aterrada de todo lo que estaba sintiendo y corrió al camerino sin decir una palabra, ante la mirada deleitada de Doble y los ojos atónitos de la que para ese entonces era su confidente : Gladys.

Doble A no perdió tiempo y corrió tras ella al camerino, ya allí solos nada podía detenerlos para consumar lo que sin planear se había dado, entró y catalina estaba de espalda lavándose la cara ya con una bata blanca encima, Doble A se colocó pegado a ella y coloco su brazo por sus hombros atrayéndola así él y le mordió el cuello con dulce maldad, ella sintió que su cuerpo se desvanecía en el placer, por dios! Había desperdiciado su vida- pensó – cómo podía existir tanto placer y ella ni lo había imaginado, luego la volteo y comenzó a besarla de una manera que es imposible explicarlo, solo podía sentirse, y una de sus manos bajó y vio la cara de satisfacción de él, cuando sintió como su flujo bañaba hasta sus entrepiernas, cuando ya sentía que iba como cayendo en un abismo de sensaciones casi comparables con un remolino lleno de fuegos artificiales, algo la hizo entrar en razón, ella no era una cualquiera, como podía acostarse con un hombre del cual no sabía ni su nombre, de donde venía o simplemente quiera era, era el momento de poner en práctica todo el control que había adquirido, recordó las palabras de su abuela: la diferencia entre una señora y una meretriz es el control que se tiene sobre el animal que todos llevamos dentro. Así que con mucha dificultad coloco la mano en el pecho de hombre el cual la había hecho sentir viva por primera vez y con voz entrecortada y débil le pidió que gentilmente la dejara, que deseaba irse, el palideció de la interrupción pero ante todo era un caballero y se detuvo con una lucha en su cabeza entre lo que quería y lo que debía.

Solo debo pedirte algo catalina, no puedes irte así, me voy a salir y báñate para que puedas salir a la calle con la cabeza fresca.

Al quedar sola Catalina, no aguanto y se fue a la cama pequeña que allí había y coloco una toalla y se acostó sobre ella logrando con el roce casi de manera instante tener un orgasmo que duro varios minutos, que fue tan intenso que debió permanecer en la cama mientras se componía, y puedo notar al levantarse que su flujo llegaba a las rodillas, con las piernas temblorosas y mareada aún se deslizó al baño donde dejo caer agua fría sobre su cabeza no sabe ya por cuánto tiempo hasta que solo bloqueando lo que había pasado puedo calmarse, salir y vestirse con su cerrado y muy señorial vestido azul y su monedero particular hecho por ella con retazos.

Al salir su cara entera era un tizón de lo caliente y roja que la sentía, apuro el paso se despidió de su amiga Gladys y le dijo que volvería alguna vez y le dio pena preguntar dónde estaba aquel hombre, el cual no se divisaba por todo el local….. Pero ella sabía que irremediablemente se volverían a encontrar, aun sin ella propiciarlo, hay encuentros que el destino conspira para que ocurran…»

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