Y que tan relativo puede ser el tiempo a veces, cuando se esta enamorada las horas parecen segundos y cuando se sufre, ese dolor perdura años, son duelos eternos que la gente se somete con el fin de no soltar a ese ser, de retenerlo en carne propia, es como una especie extraña de esperanza que se alberga en cada una de nuestras almas.

¿Que tan cobarde e inmaduros podemos ser?, que por orgullo, trocamos la felicidad por el silencio. Nos amarramos de pies y manos, con tal de inmovilizar nuestros instintos, callamos por miedo a salir lastimados.

Nos conformamos con unas manos frías, con abrazos vacíos nos limitamos a sentir.

Y es tan evidente, que en un segundo, casi imperceptible, de tu boca se escapa un nombre, y tus ojos se iluminan, dejando escapar una pequeña sonrisa espontánea.

Así de relativo es el tiempo, que por ese segundo, tu mente viaja, recuerdas cada sensación, la tersura de su piel, el calor de sus manos, la fuerza de sus brazos, su fragancia, recuerdas cada sonrisa, sientes la intensidad de sus ojos penetrar en tu piel, te estremece el cuerpo, te acelera el corazón provocando que tu sangre enloquezca, ruborizando tus mejillas, erizando tu piel. Esos son pequeños retoños que por momentos, florecen invadiéndote, llenando tu mente de recuerdos, cual tatuaje quedan marcados en tu piel, determinando tu futuro.

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