Pintadas

Andar por la ciudad, pasear y leer sus paredes es, a veces, una extraordinaria aventura de inspiración y una fuente en la que refrescar los pensamientos. Muchas veces me entretengo en tratar de adivinar lo que esconde una pintada. Qué hay detrás. Mi libreta está llena de pequeñas joyas y sorpresas:

“No hacen falta alas para alzar el vuelo”

Por aquí pasó un entusiasta. Un luchador deseoso de subir y subir aunque no sepa volar. Un pájaro en tierra que no precisa más aire que su fe en él y en su futuro.

“Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones”

Por aquí un soñador. Un romántico. Cerrar los ojos y dejar que las pupilas viajen por dentro, libremente, mientras el aroma de la poesía, recién leída , flota en la imaginación. Las visiones.

“La vida acorta la vista pero alarga la mirada”.

El dueño de esas palabras aprovecha el regalo de vivir. Sabe que el tiempo pasa pero bebe de él y se enriquece de su realidad y de lo que deja en él la experiencia de vivir.

“Seré tu cielo si quieres volar”.

El amor y la entrega en seis palabras. La complicidad y la compañía en el camino están en esa pared plasmadas. Contigo a donde sea.

“La vida, ese ratito que le robamos a la muerte”.

Ahí está de nuevo el tiempo, el paso de los días y la constatación del final. Inexorable.

“22 anys sense Pedro”

¿Qué me explicas, pintor? ¿Qué el espacio que dejó Pedro aún está ahí? Lo entiendo. Siempre estará. Respeto, al leerte, el vació y el silencio en ese hueco. La realidad de los días de soledad que uno a uno has ido contando. Desde el primero hasta hoy, 22 años ya. Anuncias a todos que no olviden y que no lo olviden. Amigo pintor, sigue y no lo olvides tú tampoco, porque yo, desde hoy, te lo prometo, ya nunca lo haré.

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