Eso Es lo Mejor que Tienes.!

Eso Es lo Mejor que Tienes.!

ESTEFANYA PARRA

17/05/2020

La vida universitaria viene cargada de muchas anécdotas, experiencias inolvidables y amigos que se volvieron familia, en mi caso, Teo, de ser un completo desconocido paso a ser mi mejor amigo, aquel que desempeño muchos papeles en mi vida, porque con el pude hablar de muchos temas, y la amistad de un hombre y una mujer, la experimente con él, sin duda fue el mejor.

Mi vida en esta etapa, ahora que lo pienso y recuerdo, tuvo de todo en su momento, fue una comedia cuando mis chistes agrios eran los protagonistas del día, una novela romántica cuando me ilusionaba hasta mas no poder y querer hacer funcionar una relación, luego pasaba el tiempo y terminaba dándome cuenta una vez más que hay que volver a empezar desde cero, una tragedia cuando quería ahogarme en un vaso de agua, teniendo la solución en las manos, y ahí estaba mi amigo de consejero y su frase «maldita sea», para casi cualquier cosa, aun cuando lo recuerdo me causa gracia.

En la época moderna, lo más común se ha convertido en algo monótono, como visitar un bar, pedir un trago fuerte y embriagarse hasta mas no poder, aun si no se tiene saldo hacer lo posible por conseguirlo y tener contacto telefónico con la persona que nos causó daño al corazón, reclamarle por todo lo que nos hizo, llorar y decir, oye yo te quería y tú me engañaste y alguna que otra tontería cuando alucinas por efecto del alcohol.

Teo y yo teníamos una forma rara de lidiar con estos problemas, aunque creo que yo le lleve a eso también, el alcohol nunca fue mi fuerte aunque dicen mis amigos que sí, solo porque una vez, festejando uno de mis cumpleaños en la casa de un amigo, este que era el dueño de la casa termino llorando luego de beber una que otra cerveza y yo como si nada, luego de haber ingerido la misma o mayor cantidad que dicho sujeto.

En fin, cuando una pena llegaba a visitarme y no sabía qué hacer, solía comprar un helado sin importar la hora del día, o gomitas de muchos sabores, eso para mí era el alcohol fino que hacia olvidar muchas penas, mis amigos empezaron a darse cuenta de eso y también disfrutaban de hacer eso conmigo ( de hecho yo hacía que lo disfrutaran jejeej), sin embargo hacer eso no causaba el mismo efecto, pero si me hacía pensar en todo lo que me pasaba y de nuevo tomaba las riendas de mi vida, y con más decisión que nunca superaba la situación difícil que quería hacerme llorar y lo convertía en un recuerdo.

Habían pasado algunos años en los que se volvió costumbre con Teo, caminar de la universidad a su casa y platicar de la vida, lo veíamos como una forma de salirnos de la rutina, pero un buen día de Diciembre, cuando estábamos por festejar la Navidad en mi carrera, y tomando en cuenta que mi cumpleaños estaba cerca, mi grupo de amigos armo la mini víspera, trajeron una botella grande de alcohol, fue tan gracioso, porque tomaron todos mis amigos, en una aula de clase, cerrando la puerta y cuando alguien se acercó a preguntar algo, golpeando ligeramente la puerta de esta aula, ellos se alborotaron pensando que pudo haber sido alguna autoridad de mi carrera, despabilados corrieron por donde el espacio entre las sillas les permitieron y saltaron por las ventanas del aula, quedando fuera del edificio de la carrera.

Al darse cuenta, que no se trataba de ningún profesor, volvieron al aula de clase y fue una y otra copa, que Teo ya había pasado a estar en modo automático, sin embargo se mantenía de pie y creía que todo estaba bien, caminamos como de costumbre y en el camino pasamos por la casa de Dennys, con el fin de dejarlo en su casa y retirarnos junto con mi amigo a nuestras casas. El alucinar se ha sabido que es fruto del alcohol, pero mi amigo Teo, quería no sé si platicar o pelear con cada poste que se encontraba, y yo insistía en calmarlo, paso así por unas cuantas cuadras, hasta que finalmente llegamos a un parque y nos sentamos en unas bancas.

La preocupación era latente, él no quería llegar en ese estado a su casa, así que planeamos ir por un café, pero ahí estaba el recuerdo de un amor fugaz, de un amor no correspondido y que cuando sentía la necesidad de buscar un respiro, los brazos de mi amigo eran el mejor refugio, mi amigo decidió quedarse sentado y contarme lo que le sucedía, anteriormente ya habíamos tenido esa platica, le había dicho lo que pensaba, pero él tenía un corazón muy grande y ver sufrir a una persona lo lastimaba tremendamente, la impotencia de tener a una mujer que admiraba y había querido por años, pero no podía darse cuenta de que el la quería y prefiriese seguir en una relación que no le sumaba y al contrario la hacía sufrir, había hecho que mi amigo hasta ese día dejara de ser una opción o quien debiese consolar y curar las cicatrices de una mujer herida.

Recuerdo tan claro que el, lloraba y por mucho tiempo se reclamaba e incluso tomaba parte del sufrimiento de esta chica, como si él lo hubiera ocasionado, pasaron así alrededor de 2 horas, y en vez de haberse repuesto de su embriaguez, parecía que las lágrimas se habían vuelto 3 botellas de un trago fuerte que desgarraba el corazón, desahogarse siempre fue la mejor forma de dejar de lado aquello que nos desestabiliza emocionalmente y hace que tomemos una decisión para dejar de lado lo que nos lastima.

Emitir un consejo alentador en ese instante fue lo que se me ocurría y cuando alistaba mi forma más sutil de decir las cosas, mi amigo me sorprendió, diciéndome que él era un desastre y merecía todo lo que le pasaba, por no saber soltar el pasado y más que consejos lo que el necesitaba era alguien que le dijera millón insultos para poder reflexionar y decir «si me equivoque pero cambiare», era buen momento para usar su frase «maldita sea», nunca pensé hallarme en esa situación, no cuando yo camuflaba mis groserías o malas palabras en otras totalmente graciosas.

En un inicio me reí mucho, no sabía por dónde empezar, así que emití mi «eres un menso, te lo dije una y otra vez, pero nunca me haces caso», y sabía que no estaba funcionando cuando empezó a reírse y dijo : eso es lo mejor que tienes, y sobándose los ojos decía que no servía para hablarle groseramente, entonces yo toda suspicaz dije: ya, ya por último, eres un idiota, hay muchas personas que matarían por estar contigo y tú no tienes por qué mendigar amor, así que has el favor de pararte y demostrarle al mundo de que estas hecho, no me salen palabras groseras contigo, porque te respeto, te quiero mucho y no me gusta verte sufrir, así que ya te callas, te paras y nos vamos.

No sé de donde saque ese valor, pero lo dije con mi voz bien potente y en efecto hizo lo que le había dicho, ese día entendí y aclare lo que siempre pensé de él, Teo ese hombre a la antigua con la originalidad de la época en la que se encuentra, que es capaz de darse a respetar, todo un caballero que sin duda lo habían lastimado pero seguía creyendo en un amor futuro que le demostraría que ser como es valdría cada segundo que esperara hasta hallar a la mujer indicada.

Han pasado años, y esta historia siempre la recuerdo, ya sea cuando quiero hablar groserías y no me salen o cuando tengo muchas ganas de llorar, gracias a ti amigo, por ser siempre tú y dejarme conocerte tal y como eres.!!

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