Anti Dilucidaciones

I
Insomnio asciende;
oigo
troncos secos, caer en cualquier bosque.
Se infiltran en vigilia
los perfumes de aquellos inciensos calcinados
en medio de los sueños;
sé que afectan los matices
de mi realidad.

Bebo
de los pozos agitados que guardan
agua del profundo aqueronte.
En silencio me deformo
haciendome preguntas
que alebrestan los demonios en mis jaulas.

¿Cuantos vivos, a quienes amo
morirán antes de que yo no vuelva jamás?

II
Caí un día en un ensueño
Vacío vorágine;
Veía jugar
sombras y reflejos,
cambiar sus lugares, sus deberes, sus cuerpos;
entonces me ví reflejado en las paredes, en los suelos,
y en los espejos solo una mancha de oscuridad
mandaba vacíos de regreso.
Laberintos hay entre las sombras
y el mundo esta lleno de ellos;
horas de guardia entre la gramínea en medio de la noche
me lo hicieron saber.
Insomnio asciende.
Amanecer se agota.
Laberintos hay entre las sombras.

¿Cuántos de los que amas vivos estaban?
¿Cuántos hoy se preguntan, por qué otros tantos ya no volverán?

III

Fueron esas fisuras en el techo
en el pensar
que generaron
las goteras de consciencia
que golpearon contra el pecho,
comenzando a perforar.

Fueron las ganas continuas
de sobredosis
de emociones desmedidas;
las noches sin cobijo
por preferir el frío
a las cálidas mentiras.

Fueron edificaciones lúgubres
construidas con finas ruinas
con temblores, en las manos
y sangre de vez, en vez
entre agua o saliva.

Fueron los ritos oscuros
la ignorancia desterrada y protegida
la violencia resguardada
la mentira del jamás
por cínico amor a la vida; quienes despertaron
esas amorfas figuras irracionales
que rasgan los telares
del comportamiento
haciendo que uno hable como si fuera eterno
aunque por dentro a cachitos el miedo a la muerte
se trague.

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