Y como no una vez más caigo en picado.

Poco a poco me vuelvo pequeña en la sombra de mi grandeza y me escondo.

Para revolcarme en el fango, en el caos que me invade.

Y observo mis añicos, incapaz de juntar mis pedazos.

Vuelvo al origen, al kilómetro cero de mi alma.

Me miro en el espejo sin pretensión de engañarme, mi rostro refleja lágrimas que nunca se secaron. Que aún se derraman.

Nadando en un mar de sangre. Intento recordar como logré sobrevivir. En que coordenada encontré mi paz y mi calma.

Y volveré como siempre, más fuerte.

Más bonita y con menos miedo.

Lo llevo en mi ADN, remontar de mis cenizas.

Pues siempre seré más fuego que escombros. He muerto tantas veces que me he vuelto inmortal. Soy montaña rusa que no entiende de equilibrios.

Me preparo para volver a volar. Con las alas rotas volveré a tocar el cielo.

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