Poema en dos partes

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“Poema en dos partes”

Primera parte

Esa que arrastra un extenso vestido de hilo,

de cara huesuda, de apenas sonrisas,

esa que está pasando ahora por allí, es la vida mía.

Yo soy aquel paisaje que vuela con torpeza detrás,

seco y solo, mudo y frío,

que duda si lo ha invitado ahora de nuevo.

Ella va lanzándome alambres robustos y cuerdas legítimas,

acierta,

y deja las únicas manos que tengo,

atadas a mí, con fuerza.

Alfombras que todo lo cubren de estorbos,

allá donde vayan mis pies,

dejan mi mirada mansa, en carne viva,

y mi voz intermitente y a veces me creo, que entrecortada.

Cuando el cielo se cubre con sus nubes habituales,

yo invento humildes historias de gentes acompañadas,

llenas de miércoles con aquel número de abril,

donde siempre yo fui la posibilidad.

Yo me sujeto y digo adiós.

A la vez hablo y me recuesto,

río y me reclino.

Llega el insondable párkinson,

el perenne, el incognoscible, el avaro, el sibilino;

con sus pasos cortos y ambiguos,

contando sus muchas monedas,

que va guardando en enormes bolsillos,

repletos, que encorvan su espalda;

se presenta entonces y hace una genuflexión.

Con su voz odiosa de adulto,

y el revoloteo de su ropa muda y hueca, me señala …,

Me sujeto en silencio,

a una pared desconocida,

sin pensar nada acorde, afín.

Y en ese mismo instante en que él me alcanza ,

alguien canta.

Segunda parte

No por favor, no me sujetes, deja en el suelo mi pluma,

no es el frío lo que hace vibrar así mis largos dedos.

No pares, sigue cantando,

desde mi punto de vista solitario,

lo haces a menudo muy bien.

No importa lo que diga la letra,

sólo quiero saber si aún alguien canta en el mundo,

sonríe y te mira,

al mismo tiempo…

Yo así lo haría,

seguro lo intente hoy, otra vez.


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