A la ventana mas alta del firmamento,

a las peñas de Picos,

al refugio de Dioses

a cual mas divino.

——-Llegué a tocar el cielo con los labios,

llegué a tocar las nubes sobre el viento,

cegado de placer he capturado

los últimos albores del invierno.

Aquí me encuentro lleno de silencio,

de sosiego murmurado desde dentro

de la inmensa soledad de cada instante

que me engulle como el mar engulle al cielo.

Que imposible me resulta la tristeza

sobre tan indescriptible firmamento,

sobre blanca y pura seda tan ligera

solamente comparable con lo etereo.

Pero al fin mi desconcierto me abandona,

el horizonte me deslumbra en lo infinito

y me deja sonsacar entre las nubes

los mas inmensos sueños que haya visto.

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—–No penetrar en la bruma,

no transgredir su silencio,

no despertar con murmullos

lo que guardo dentro;

ante todo junto,

ante todo lleno,

ante los demonios

y ante los primeros.

Para ser coherentes

con mi «yo» primero,

con mi infancia libre

que aún hecho de menos;

que de noche anhelo,

que en la noche negra

me absorbe despierto.

con viejas quimeras.

para ser mas niño,

para ser sincero

con mi vida misma,

con mi miedo nuevo.

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——Con los ojos cerrados,llorosos,cansados,

recuerdo callado los ingratos tiempos,

los borrosos sueños,

los negros,los duendes

que malos sin rostro,me atacan por dentro,

los burdos retazos de los sufrimientos

que otrora mermaron mis egos primeros.

Que viejos recuerdos,

que llantos aquellos

que sufrí en el alma

por no se que miedos.

que viejos lamentos

que no olvidé luego

por que no me dejan

los duendes que llevo.

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——No conozco el alma que a mi alma visita,

no tenía razones para sostenerme

sobre toda ella cuando sucumbía.

no conozco el aire que me sostenía

sobre el suave halo de la mansedumbre

en momentos ciegos llenos de amargura

que abrumaban claros de sol en mi dia.

no encuentro la savia que antaño libaba

cuando al tiempo andaba sobre aquella nube

cuando al mar tentaba desde los roquedos

a volverse loco tras mi lozanía.

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——-De mullidas lomas con húmedos cienos,

y montañas blancas llenas de silencio,

de llantos de lluvia escasos e inciertos

y velados dias con inmensos cielos

se llenan mis sueños cuando lo visito,

se llenan mis labios cuando no lo veo;

sosegada bruma que me duerme el alma

sobre el aurea eterna de la paz callada.

Te cedo mi tiempo como el eremita,

mi pobre palabra que no te imagina,

se bebe el instante de todo lo eterno

si sientes el alma del valle;»Silencio».

(A ese lugar único que ensalza hasta el infinito la mísera particula de nuestro ego.)

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