Memorias de un Niño

Memorias de un Niño

Icemann1900

01/07/2017

Siempre, pensé desde niño que sería un súper héroe, que salvaría al mundo en

innumerables ocasiones, en mis aventuras me correspondió sacar de órbita asteroides

y meteoritos para que no colisionaran con el planeta y combatir con criaturas

monstruosas, también salvar hermosas princesas , en gélidos palacios , las cuales

siempre quedaban enamoradas de su salvador , pero yo no me podía quedar porque

mi destino era recorrer siempre o casi, el universo y por lo tanto debía continuar mis

expediciones en otros sistemas solares y galaxias cada vez más distantes….

Todas mis historias de grandes batallas y singulares aventuras llegaban

pronto a su fin, cuando mi madre me ordenaba ir a dormir, sin embargo

mi núbil mente nunca descansaba, encontraba siempre la excusa perfecta

para retrasar ir a acostarme temprano, no había algo más terrible que eso,

sobre todo cuando el juego estaba en su apogeo, sin embargo me escudaba

entre libros y algún cuaderno, en el cual podía, por ultimo terminar mis

efímeras incursiones en el espacio exterior, dejaba un testimonio muy

gráfico de mis intrincadas y frenéticas intervenciones, mamá de vez en cuando

miraba con asombro y agrado mis dibujos, me decía hijo mío tienes muchas

condiciones, luego me arropaba y besaba en la frente y me dejaba dormir,

esperando que me calmara y pudiese visitar por fin a Morfeo, sin embargo

estaba segura de que mi vitalidad era tanta que sería capaz de llegar en

sueños a casa del mismísimo dios de lo onírico y despertarlo para

hacerle preguntas.

También puedo recordar que yo era un ser de otro sistema solar llamado

“R.e.u.s.9”, y que estaba solo de paso en la tierra, debía probar algunos

experimentos y misiones ultra secretas, debía memorizar gran parte de la

información resultante pues nadie podía sospechar, mi verdadera identidad

recolectaba pedazos de pastos que arrancaba en el jardín, y algunos

insectos, luego juntaba el material, y lo ponía en un pequeño microscopio

de juguetes que tenía mi hermana, y que no me quería prestar, casi nunca,

debía, negociarlo por unos dulces y un par de monedas, que me daban

los días domingos de cada semana, mis experimentos me salían un poco

caros , pero ese era el precio que se debía pagar.

Luego anotaba en el cuaderno de dibujos, unas formulas secretas que

las podía interpretar solo yo, y por supuesto los habitantes de mi planeta

madre, eran según yo bastante complicadas, pero era eso lo que buscaba

que nadie las entendiera, esta era parte de mi último trabajo ((xxx-sol9//x+x))

sin embargo yo estaba muy conforme con el resultado de ese proyecto,

además debía transmitir a la brevedad esta información, para ello me

conectaba a un poste de la luz e instalaba un pequeño tarro de café, y por

este asombroso comunicador entregaría la ultima parte de mi informe,

ahora esperaría la aprobación y el transporte respectivo, para viajar de

nuevo a mi hogar, o de hecho me asignarían otra misión , tal vez más

peligrosa que ésta o que las anteriores.

Aún pienso que mi pieza, era el lugar más seguro del mundo, allí no

había peleas ni discusiones de adultos, las paredes eran testigos privilegiados

de todas mis obras maestras, las cuales pegaba con corchetes, también era el

ring donde yo era por supuesto el destacado y más fuerte de los luchadores

del mundo, no recuerdo mi nombre de batalla, pero siempre las almohadas y

los almohadones quedaban en estados deplorables después de haber

combatido conmigo en el ring de mi cama, quedaba un desorden único, que

pese a mis esfuerzos por poder cubrir las evidencias de un encuentro

luchistico.

Papá de inmediato me reprendía diciendo que eso no lo debía hacer,

porque terminaría lastimado como siempre, con un algún rasmillón en las

rodillas o los antebrazos, cuando me caía producto de un ficticio golpe arrojado

por mis contrincantes eventuales.

Cuando me dirigía ir a la escuela, esa era otra aventura, siempre me

iba de la mano de mi hermana mayor, yo era muy pequeño inclusive para mi

prematura edad, todos me decían enano y otros apodos que con el paso del

tiempo no recuerdo, pese a que mi padre era un hombre alto, recuerdo que

me sentaba en el primer banco del salón de clases, y que además era

aventajado en muchas materias, no era extraño cuando era seleccionado para

participar en algún acto escolar y memorizar algún párrafo, de algún prócer

de la historia, con orgullo me correspondió, participar en la recreación de

unos de los tantos combates navales, todos los años era el mismo acto, con

casi los mismos actores de reparto, un montón de marinos de tierra y el

capitán Prat, que siempre luchaba hidalgamente, pese a que caía vencido en

cada presentación.

También tengo presente en la memoria que me gustaba mucho la

maestra de primer año, creo por lo que he leído no fui el único que se

enamoró, era alta y distinguida, mi admiración llevó a que todos los lunes

mientras se desarrollaba el consejo de curso, yo le llevara una flor arrancada

de mi jardín, pronto mi hermana se dio cuenta, de mi amor, pero no me

decía nada, y luego mi madre también se entero por propio aviso de la

docente, decía que yo era muy tierno y que me auguraba un gran futuro con las

letras.

En la televisión en blanco y negro de la época, se debía prender cerca

de 10 minutos antes, debido a que era a tubos, y antes debían calentarse

un poco antes, para obtener una imagen aceptable, media hora antes de mi serie

favorita, la T.v. daba un programa juvenil llamado » Música Libre», donde salían

unos participantes muy pelucones, vestidos estrafalariamente con esos jeans pata

de elefante y otras prendas, bailando y cantando frenéticamente los hits del

momento, mientras en las graderías, las estudiantes, bailaban como locas, entre

vítores y suspiros y gritos de histeria, por los eventuales protagonistas.

Pero tan solo una hora mas tarde todo cambiaba para bien, comenzaban las

series infantiles que alimentaban cada día más mis ansias de viajar

por el espacio, “Ultraman y Ultraseven” series niponas, que más tarde

serian las pioneras del animé japonés, luego se agregaron otras tantas mas,

pero eran estos dos programas sin dudas los que captaban mi atención y

la de mis compañeros de juegos, observábamos sin perdernos detalles de las

misiones o el monstruo de turno con el que generalmente rivalizaba

nuestro ídolo, y que siempre salía victorioso, pese a que era muy

golpeado, sacaba energías del sol, para sobreponerse casi a último instante y

con un rayo milagroso hacia explotar a su contrincante, tras lo cual miraba

hacia el cielo levantaba los brazos y emigraba hacia lo alto y con

ello se llevaba por supuesto, toda nuestra admiración y anhelos

porque no podíamos ser como él?, si era lo único que deseábamos.

Mi padre debía convencerme cuando llegaba a casa que era una serie

animada, y que su objetivo era entretenernos, pero yo no aceptaba esa

explicación, el señor de la televisión era un súper héroe y no había caso que

mi progenitor u otros me pudiesen sacar de esa postura, mi madre me decía

que si yo quería ser como él, primero me debía comer todos los días toda la

comida, sin protestar, fuera buena o no tanto, y luego para ser un muchacho

alto debía tomar toda mi leche, pese a que no me gustaba y siempre trataba de

sacarla a un costado, encontrando mil y unas excusas para no tomarla, me

compraban un saborizante, pese a ello al final me reprendían y me advertían

que no me dejarían ver la serie al día siguiente si yo no accedía a beber el

lácteo, entonces haciendo un gran esfuerzo, tomaba la taza e inflaba mis

pulmones al máximo para dar luego un gran sorbo tragándome todo el

contenido.

Bien ahora puedo contarles, que el futuro llego muy rápido a mi puerta,

tal como lo hace el amanecer cuando no es esperado, hoy soy un hombre

adulto, alto y fornido, y que pese a la recomendación de mi profesora básica,

respecto a la letras, elegí los números para ganarme la vida, también soy

padre de un niño hermoso, puedo darme cuenta que su generación es tan

distinta a la mía, yo jugué con barro, un carrito de madera sin ruedas, y también

viaje en sueños al espacio, él nació con la modernidad del computador,

la Internet, y el teléfono celular de las cuales no se tenía uso de razón

que alguna vez pudieran existir, tiempo atrás

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