Siempre, pensé desde niño que sería un súper héroe, que salvaría al mundo en
innumerables ocasiones, en mis aventuras me correspondió sacar de órbita asteroides
y meteoritos para que no colisionaran con el planeta y combatir con criaturas
monstruosas, también salvar hermosas princesas , en gélidos palacios , las cuales
siempre quedaban enamoradas de su salvador , pero yo no me podía quedar porque
mi destino era recorrer siempre o casi, el universo y por lo tanto debía continuar mis
expediciones en otros sistemas solares y galaxias cada vez más distantes….
Todas mis historias de grandes batallas y singulares aventuras llegaban
pronto a su fin, cuando mi madre me ordenaba ir a dormir, sin embargo
mi núbil mente nunca descansaba, encontraba siempre la excusa perfecta
para retrasar ir a acostarme temprano, no había algo más terrible que eso,
sobre todo cuando el juego estaba en su apogeo, sin embargo me escudaba
entre libros y algún cuaderno, en el cual podía, por ultimo terminar mis
efímeras incursiones en el espacio exterior, dejaba un testimonio muy
gráfico de mis intrincadas y frenéticas intervenciones, mamá de vez en cuando
miraba con asombro y agrado mis dibujos, me decía hijo mío tienes muchas
condiciones, luego me arropaba y besaba en la frente y me dejaba dormir,
esperando que me calmara y pudiese visitar por fin a Morfeo, sin embargo
estaba segura de que mi vitalidad era tanta que sería capaz de llegar en
sueños a casa del mismísimo dios de lo onírico y despertarlo para
hacerle preguntas.
También puedo recordar que yo era un ser de otro sistema solar llamado
“R.e.u.s.9”, y que estaba solo de paso en la tierra, debía probar algunos
experimentos y misiones ultra secretas, debía memorizar gran parte de la
información resultante pues nadie podía sospechar, mi verdadera identidad
recolectaba pedazos de pastos que arrancaba en el jardín, y algunos
insectos, luego juntaba el material, y lo ponía en un pequeño microscopio
de juguetes que tenía mi hermana, y que no me quería prestar, casi nunca,
debía, negociarlo por unos dulces y un par de monedas, que me daban
los días domingos de cada semana, mis experimentos me salían un poco
caros , pero ese era el precio que se debía pagar.
Luego anotaba en el cuaderno de dibujos, unas formulas secretas que
las podía interpretar solo yo, y por supuesto los habitantes de mi planeta
madre, eran según yo bastante complicadas, pero era eso lo que buscaba
que nadie las entendiera, esta era parte de mi último trabajo ((xxx-sol9//x+x))
sin embargo yo estaba muy conforme con el resultado de ese proyecto,
además debía transmitir a la brevedad esta información, para ello me
conectaba a un poste de la luz e instalaba un pequeño tarro de café, y por
este asombroso comunicador entregaría la ultima parte de mi informe,
ahora esperaría la aprobación y el transporte respectivo, para viajar de
nuevo a mi hogar, o de hecho me asignarían otra misión , tal vez más
peligrosa que ésta o que las anteriores.
Aún pienso que mi pieza, era el lugar más seguro del mundo, allí no
había peleas ni discusiones de adultos, las paredes eran testigos privilegiados
de todas mis obras maestras, las cuales pegaba con corchetes, también era el
ring donde yo era por supuesto el destacado y más fuerte de los luchadores
del mundo, no recuerdo mi nombre de batalla, pero siempre las almohadas y
los almohadones quedaban en estados deplorables después de haber
combatido conmigo en el ring de mi cama, quedaba un desorden único, que
pese a mis esfuerzos por poder cubrir las evidencias de un encuentro
luchistico.
Papá de inmediato me reprendía diciendo que eso no lo debía hacer,
porque terminaría lastimado como siempre, con un algún rasmillón en las
rodillas o los antebrazos, cuando me caía producto de un ficticio golpe arrojado
por mis contrincantes eventuales.
Cuando me dirigía ir a la escuela, esa era otra aventura, siempre me
iba de la mano de mi hermana mayor, yo era muy pequeño inclusive para mi
prematura edad, todos me decían enano y otros apodos que con el paso del
tiempo no recuerdo, pese a que mi padre era un hombre alto, recuerdo que
me sentaba en el primer banco del salón de clases, y que además era
aventajado en muchas materias, no era extraño cuando era seleccionado para
participar en algún acto escolar y memorizar algún párrafo, de algún prócer
de la historia, con orgullo me correspondió, participar en la recreación de
unos de los tantos combates navales, todos los años era el mismo acto, con
casi los mismos actores de reparto, un montón de marinos de tierra y el
capitán Prat, que siempre luchaba hidalgamente, pese a que caía vencido en
cada presentación.
También tengo presente en la memoria que me gustaba mucho la
maestra de primer año, creo por lo que he leído no fui el único que se
enamoró, era alta y distinguida, mi admiración llevó a que todos los lunes
mientras se desarrollaba el consejo de curso, yo le llevara una flor arrancada
de mi jardín, pronto mi hermana se dio cuenta, de mi amor, pero no me
decía nada, y luego mi madre también se entero por propio aviso de la
docente, decía que yo era muy tierno y que me auguraba un gran futuro con las
letras.
En la televisión en blanco y negro de la época, se debía prender cerca
de 10 minutos antes, debido a que era a tubos, y antes debían calentarse
un poco antes, para obtener una imagen aceptable, media hora antes de mi serie
favorita, la T.v. daba un programa juvenil llamado » Música Libre», donde salían
unos participantes muy pelucones, vestidos estrafalariamente con esos jeans pata
de elefante y otras prendas, bailando y cantando frenéticamente los hits del
momento, mientras en las graderías, las estudiantes, bailaban como locas, entre
vítores y suspiros y gritos de histeria, por los eventuales protagonistas.
Pero tan solo una hora mas tarde todo cambiaba para bien, comenzaban las
series infantiles que alimentaban cada día más mis ansias de viajar
por el espacio, “Ultraman y Ultraseven” series niponas, que más tarde
serian las pioneras del animé japonés, luego se agregaron otras tantas mas,
pero eran estos dos programas sin dudas los que captaban mi atención y
la de mis compañeros de juegos, observábamos sin perdernos detalles de las
misiones o el monstruo de turno con el que generalmente rivalizaba
nuestro ídolo, y que siempre salía victorioso, pese a que era muy
golpeado, sacaba energías del sol, para sobreponerse casi a último instante y
con un rayo milagroso hacia explotar a su contrincante, tras lo cual miraba
hacia el cielo levantaba los brazos y emigraba hacia lo alto y con
ello se llevaba por supuesto, toda nuestra admiración y anhelos
porque no podíamos ser como él?, si era lo único que deseábamos.
Mi padre debía convencerme cuando llegaba a casa que era una serie
animada, y que su objetivo era entretenernos, pero yo no aceptaba esa
explicación, el señor de la televisión era un súper héroe y no había caso que
mi progenitor u otros me pudiesen sacar de esa postura, mi madre me decía
que si yo quería ser como él, primero me debía comer todos los días toda la
comida, sin protestar, fuera buena o no tanto, y luego para ser un muchacho
alto debía tomar toda mi leche, pese a que no me gustaba y siempre trataba de
sacarla a un costado, encontrando mil y unas excusas para no tomarla, me
compraban un saborizante, pese a ello al final me reprendían y me advertían
que no me dejarían ver la serie al día siguiente si yo no accedía a beber el
lácteo, entonces haciendo un gran esfuerzo, tomaba la taza e inflaba mis
pulmones al máximo para dar luego un gran sorbo tragándome todo el
contenido.
Bien ahora puedo contarles, que el futuro llego muy rápido a mi puerta,
tal como lo hace el amanecer cuando no es esperado, hoy soy un hombre
adulto, alto y fornido, y que pese a la recomendación de mi profesora básica,
respecto a la letras, elegí los números para ganarme la vida, también soy
padre de un niño hermoso, puedo darme cuenta que su generación es tan
distinta a la mía, yo jugué con barro, un carrito de madera sin ruedas, y también
viaje en sueños al espacio, él nació con la modernidad del computador,
la Internet, y el teléfono celular de las cuales no se tenía uso de razón
que alguna vez pudieran existir, tiempo atrás
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