Amor, ay, ¡Amor!

« Qué tonta, qué ilusa ». Piensa ella mientras sonríe con alambres en la garganta. « Debí darme cuenta, qué boluda ». Se repite constantemente. Deja la mitad de su labial en la taza del trabajo. La boca le queda amarga, como el café, como sus ojos, como su vida. « Dios, cómo pude llegar a quererlo tanto ». Voltea la mirada, avergonzada de sus sentimientos, de sus propios pensamientos. Se mira las manos y se quita el anillo. 

¿Qué anillo? 

No deja de pensar en cómo entregó su corazón, ese que con cada mala experiencia en el amor, se vuelve aún más frío y se iguala a una piedra filosa. Que no corta a los demás, sino a ella. Desgarra su cuerpo, su alma. Desgarra su vida.

La sangre cae y cae, no hay nadie que la ayude a limpiarse. Así que no lo hace, no limpia la sangre de su cuerpo, la deja allí, que corra como las gotas de una tormenta lluviosa en el vidrio de un auto, en una ventana, en los ojos tristes de cada alma rota. 

No aguanta, se resiste pero no lo logra. Caen las gotas saladas de su rostro. Bajan pero no suben. No está en su casa sino en su trabajo, entonces debe limpiarse rápido y volver con lo que hacía; puros papeleos. Pero no lo logra, fracasa en el intento. El llanto logra abrir la jaula con un pedazo de alambre, fácil y rápido. Ahora el baño es testigo del dolor, sufrimiento. Es testigo del amor. 

« ¿Por qué duele tanto? ». Se pregunta una, otra, otra y otra vez. Se vuelve una pregunta infinita y no obtiene respuestas. 

Entra su compañera, la consuela, pero no es suficiente. Ella necesita los brazos de su amado, pero no entiende que él no la ama, no entiende que la tomó como un «algo» que necesitaba. No lo entiende porque prefirió las vendas de la ignorancia. No le entra en mente lo que le dijo: sos una pérdida de tiempo. 

Es así y siempre lo será. Volverá a ocultarse de la sombra del amor, pero siempre le dirá a los demás que tengan esperanzas en él, que no sólo se trata de dolor. Siempre será optimista ante el sentimiento del sufrimiento. Pero se cerrará cada vez más. Se hará más difícil el poder conquistarla. No se mostrará tan fácilmente ante los demás. Ahora, ella crea una barrera protectora, crea una imagen errónea que mostrar. Ahora, será mucho más difícil y complicado para los que realmente la quieren amar. Ahora ama pero no quiere ser amada, por miedo a que ese amor no sea el que le cause felicidad, sino sufrimiento.