Y todas las sangres saben iguales:
Esa que se escurre de la herida sabe salada y ferrosa.
Esa que se drena de mis ojos sabe salada y calcificada.
Todas las sangres causan los mismos horrores:
El rojo es escandaloso y causa traumas.
La transparencia es misteriosa y despierta fantasmas.
Y todas las sangres duelen lo mismo:
Aquella nacida de la herida exige hilo y puntada.
Aquella nacida del alma exige tiempo y olvido.
Todas las sangres tienen igual importancia:
Uno es combustible del cuerpo.
La otra es combustible del alma.
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