La madrugada es la perfecta hora para recordar los amores perdidos, aquellos que marcaron de alguna forma nuestra vida, corazón y alma.
Cada vez que mi subconsciente recuerda pequeños fragmentos de amores pasados, suena en mi cabeza: “La vida es un caballo salvaje – Pedro Suarez Vertiz”. Logro quedarme inmóvil con cada parte estremecida, pienso en aquel amor que término por acabar consigo.
Recuerdo aquella tarde de diversión, en la que ella y yo nos conocimos. Todo parecía marchar bien,¿ lo recuerdas?
Éramos tan felices que muchos llegaron a odiar nuestras ganas de ser, quien éramos y ser felices.
Amaba su forma de reír, sus bellos ojos mirándome a lo lejos, sus suaves manos al tomarme de ellas, su hermoso cabello, aquella forma de caminar demostrando tanta seguridad.
Nuestro amor tuvo altas y muchas bajas. Aquella noche que nos tocó por terminar por última vez fue extraño, fui yo quien tomó la decisión, eso no me hace más hombre, solo más humano.
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