En un mundo gris, en cuál todo resulta ser extraño, las paradojas son constantes, vivimos para morir y al mismo tiempo nos matamos para poder vivir, anhelamos la preciada libertad mientras nos encerramos cada vez más. La lluvia es perfecta, caminar bajo ella purifica mi mente, la serena un poco, un paseo tranquilo casi espiritual, es como una consolación de la naturaleza, cada gota era como un calmante; todo se sentía tan lejano, tan simple, por fin saliste por un momento de mi ser, estás tan metida en mi mente que te convertiste en un tatuaje, uno que tiene una historia, una de las bonitas. Recordarte me hace mal, me convertí en masoquista pues siempre termino por amarte cada vez más, extraño todo de ti, ese Big Bang emocional que producías en mi al estar juntos, extraño el amor que solíamos tener; aún sigo tocando tus canciones favoritas en mi guitarra, sigo dándole grandes bocanadas a mis cigarros, tratando de exhalar tu recuerdo a base de nicotina y cannabis, trato de dejarte en el olvido cada vez que aprieto el acelerador cada vez que voy a más de 100km pero al parecer no funciona; el sexo se transformó en algo netamente carnal, la excitación, el morbo, el placer, orgasmos y más orgasmos, cosas que sin pasión, sin ese toque romántico se vuelve fornicación común. La luna, mi confidente cósmica, aquella testigo de mis noches de insomnio, el cruel frío que me recuerda mi soledad y la lluvia consoladora, reconfortante, aquella que intenta alentarme en este gris firmamento, mientras paso a paso regreso a mi encierro.

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