Y la dama nocturna volvió aparecer…

la calle igual

¡sola! ¡sola!

Las bancas y los pasillos…

Silenciosos

No había bullicio…

Las flores se movían.

La brisa aparecía

como una nube se esparcía,

y la dama sentada

esperaba que alguien la llevara..

el seductor aroma del poder

caminó y caminó…

a la dama miró

Seducirla más encantada quedó,

el bullicio apareció,

bailando reía…

¡cantando lloraba!

por aquel amor que se marchó,

jamás… ¡jamás ella sonrió!

Las bancas solas…

¡muy solas!

las barcas las mecían las olas

y la dama nocturna volvió a aparecer…

¡Desapareció el bullicio!

¡La reina sola se escabulló!…

Por las veredas llenas de rosal

al encuentro de su amante en aquél portal.

autor: maria de lourdes jaramillo barrera

libro: los misterios de la vida y 32 segundos de vida

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