Tu quien levantas al caído y dignificas al oprimido,
Cúbreme de ti, condúceme a ti.
Rompe los muros que me apartan de ti. Mora en mi alma desvalida.
Nútreme de tu sabiduría, alimenta y fortalece mi ser.
Porque he visto tus ojos brillantes y amorosos,
Reflejarse en las alturas de tu inmensidad.
He oído tu voz susurrando a través del viento,
Reanimando la esperanza marchita en mí.
Hoy comprendo que no hay mejor motivo de existir,
Tocando a penas una porción de ti, y tan maravillado.
Contemplo tu esplendor bajo tus aguas,
Y te ofrendo un sincero corazón.
OPINIONES Y COMENTARIOS