He intentado romper estas cadenas y escapar del encierro. Pero no funcionó. Tampoco sucedió lo que tus ojos acechantes desearon. Mi rendición.
Poder; eso sí. No hay fuerzas en un cuerpo maltratado, pero hay poder en la mente. Es un aferrado sentimiento de esperanza latente, que emerge de las yagas y sana toda herida. Barre toda imperfección: maldad, enfermedad y muerte. Creer es poder.
Han revivido una y otra vez, día tras día, esa repetida imagen de crueldad. Depredadores de hombres. ¿Qué son, quienes y porqué? Es una egoísta pregunta que no genera respuesta ni solución.
Estoy aquí, encadenada al mundo infernal e escalofriante de esta raza destructiva. Con pregnante dolor sobreviviendo, escapando del miedo y la desesperación. Buscando entre ruinas una inspiración. llamada inocentemente salvación.
No quiero caer en las duras manos de una desilusión ni cambiar mi ser, como a miles vi caer, tentados. ¿Y por qué o por quién? ¿Importa? Tentados diré, por un mundo que no ofrece amor, más bien la perdición. El fin humano.
¿Cuántos más veré caer? ¿que soledad habitaré? Seguiré sin saber.
OPINIONES Y COMENTARIOS