La magia de la crisis existencial

La magia de la crisis existencial

Vanessa Padmir

29/05/2017

Por alguna extraña razón, hemos aprendido que las crisis existenciales son exclusivas de la adolescencia, así que una vez superada esa penosa etapa, llegaremos a una madurez completamente estable, segura, coherente y digna de quien ya no es un chamaco.
Sin embargo, la sabia vida nos sorprende: cuando nos damos cuenta que aún en los 30´s 40´s o más, podemos ser presas de cualquier crisis barata sin barros ni espinillas.
Todos somos parte: desde los que permanecen casados aunque no se aguanten, hasta los que ningún negocio les sale bien, pasando por los que no saben que hacer con sus hijos problema o los que tienen múltiples achaques de salud, sin dejar a los que están amarrados a un trabajo insatisfactorio, los que cargan a sus padres y los que no

terminan de pelear con las ex- parejas o los empoderados que se llenan de cualquier vicio (incluyendo el trabajo) para no enfrentar sus continuos fracasos sentimentales.

Entonces nos preguntamos ¿qué pasó? ¿Será acaso que fallamos en nuestro derrotero? ¿En nuestro magnífico y perfecto plan lineal de vida? ¿Cómo es que la vida, Dios, el gobierno o quién sea, nos jugo tan chueco y nos sacó de nuestra expectativa? Quizás le pase a más personas, claro, a esas inestables, inmaduras, traumadas o carentes de autoestima, pero ¿a nosotros?.. nosotros que somos los … los… los…¿qué carajos somos?
Así, nos encontramos en este punto muerto en el camino, en esta encrucijada sin salida o peor aún, con múltiples salidas que nos llevaran a quien-sabe-dónde.
La única respuesta es enteramente propia, la búsqueda comienza desde la pregunta de: ¿quién somos?
Tal vez ni siquiera seamos capaces de preguntarnos algo a nosotros mismos. ¿Cómo preguntarle algo a ese extraño del espejo?
Pero si seguimos preguntando lo suficiente surgirán las respuestas y con ellas viene el alivio. La situación se vuelve clara: la vida no es como creíamos, cómo nos dijeron, ni cómo esperábamos.
La vida es mejor que nuestras expectativas, mejor que las historias de los que nos precedieron, pues ellos hablan de su vida, no de la nuestra. La vida no existe aún, la creamos en cada respiro.
Y estas respuestas le dan sentido a nuestra existencia, por lo que podemos agradecer estas mágicas crisis a las que tenemos acceso en cualquier momento, sin restricción de edad o status social, de género o educación, todos merecemos este regalo.

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La respuesta está en vivir, vivir la crisis no evitarla, vivir la crisis como parte inherente a la vida y entender que esa crisis culminará en un momento de estabilidad, de anticrisis, de cualquier situación contraria solamente para volver a empezar, como un espiral giratorio y ascendente, el punto es no dejarse marear por la vueltas sólo disfrutar el viaje.

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