Parte IV: Desolación (Extracto de Sagrada Danza)

Parte IV: Desolación (Extracto de Sagrada Danza)

Myriam Reyes Pena

01/06/2017

Tú eras su reflejo en el viento,

Tú eras la lluvia que trae el verdor de nuevos pastos;

Tú eras un prado de flores mil.

Ahora, tu mente le olvidó.

Más el corazón de ella, obcecado: no olvida.

No olvida la pasión en Paris.

No olvida el amor en Venecia.

No olvida la aventura en Estambul.

No olvida todo lo que tu ser fue, ha sido y es.

Stirling, Londres, la magia de México.

Frenética en su dolor, su mente recorre lugares, momentos:

una y otra vez. En febril andar, por caminos que ahora

desaparecen en la sombra del olvido,

que desaparecen en la negritud de la noche.

En una noche sin estrellas, sin luna.

En un día sin sol, sin calor, sin amor.

Ella gira, gira, gira;

trémula, ansiosa, en desesperación.

¡Dios le olvidó! ¡Oh, desolación!

Oh Dios, no comprendes que era la conciencia de él

reflejando la suya en el espejo de la luna, lo que el amor

hacía? ¿No sabes acaso, que sin él,

su propia conciencia, muere de dolor?

¡Oh Dios, con que crueldad cobraste el karma de la vida!

Gira, gira, bajo las estrellas que no ve;

hundida en el marasmo de la vida.

Gira, gira bajo una luna nueva; antes de su renacer.

Gira, gira en la cima de esta quebrada

que día a día le habla de amores lejanos,

de amores perdidos más allá de los mares,

más allá de la profundidad del dolor.

!Que sola está!

Mejor está la noche sin estrellas, sin luna,

para que nadie vea su dolor mientras gira, gira;

en la danza infinita y sagrada de la vida:

Gira, gira, esperando la luna creciente;

esperando a Venus aparecer en el horizonte,

esperando saber que está más allá del olvido…

más nunca, más allá del amor.

Gira, gira en las tempranas horas de la alborada

con el sol naciente en un cielo azul

con la loica de rojo pecho, la diuca y el zorzal.

Los claros oscuros de la quebrada embrujadora,

en una tarde perfumada por efluvios marinos:

Tú, regando el pasto que no existe, en un terreno infértil.

Se pregunta:

¿Qué piensas en tu olvido, o durante tus chispazos de lucidez y conciencia?

Se dice:

es la oportunidad de reafirmar el amor;

amor que minutos después, tú olvidarás

¿Qué pasa con tu alma? Se pregunta.

Dile ¡Oh, Dios! dile que él aún la adora.

Gira, gira en la alborada del nuevo día.

Gira, gira bajo el sol ardiente que le abrasa el alma.

Gira, gira en frenética danza en noches sin luna.

Gira, gira, voluptuosamente, en noches de luna llena.

Más ahora, es tiempo de luna menguante:

lágrimas ya no quedan. ¡Oh, desolación!

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