Ahora que ya nadie lo ama,
que ya nadie lo necesita.
Ahora que viejo y enfermo
enfrenta sus días.
Es el momento
en que más amor requiere.
Darle amor y compasión
es lo mínimo que,
como ser divino, merece.
Darle infinito amor al árbol caído
darle amor al anciano perdido
en los rincones del pasado.
Desolado ante un ahora confuso, aterrante.
Desconsolado ante lo que no puede comprender
de lo que se le dice, denodadamente lucha
por encontrar las palabras que necesita.
Palabras para expresar sus necesidades,
sus pensamientos, los que olvidará
antes de que el vocablo aparezca en su mente.
Mira con atención sus gestos.
Escucha esas palabras incoherentes.
Busca su real significado en el contexto de su vida diaria.
Ayúdale, mañana serás tú quien en
esa etapa de la vida estarás.
Agradecido te sentirás entonces ante cualquier gesto de afecto
ante cualquier acción humanitaria
que reconozca tu dignidad de ser divino y humano
en doliente presente.
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