Ni la carta ni la espera del amante una noche por semana

Ni el contacto ni la despedida, él solo se marchó

Ni el saludo ni la mirada cargada con el único recuerdo que nos quedó

Ni la madrugada ni las charlas ni el vino que no se bebió

Ni la llamada ni el deseo ni la herida que nunca sucedió

Ni el tiempo ni el olvido ni lo que jamás se mencionó

-Me sentí como en casa con cada abrazo que me dio.

Amor de mis amores que nunca fue amor

Ya nada de eso anhelo sino el sonido del sol.

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