Ayer se me apago la vela, la vela que iluminaba mi camino, la vela que hacía que mi sombra me acompañara hasta mí más allá, aquella que brillaba sin miedo a consumirse, sin miedo apagase, ayer se apagó mi única esperanza de alumbrar mi camino, se consumió como un petardo, primero poco a poco y después acabando con gran rapidez, no me di cuenta y la oscuridad ya se había apoderado de mí.

Mantenía la calma, mantenía la esperanza de que la vela volviera a dar su luz, esperaba y deseaba más que nada seguir mi camino, seguir adelante sin importar lo de detrás, ¿a quién pretendía engañar?, aquella vela no volvería a prender la llama como lo hacía antes, con esa gran intensidad, con aquel meneo a causa de las frías ráfagas de aire.

Fue ahí cuando me senté, cerré mis ojos, y me pare a pensar, y si soy una vela, ¿y si cuando me apague será el final de mi vida?, ¿y si hay a veces que la gente nos insiste tanto que nos produce un movimiento en la llama? ¿Nos hace que se apague?

Pero es en ese momento cuando llega esa persona que nos la enciende, nos hace encontrar el camino, iluminarlo, nos ayuda a no mirar atrás, procura que brille con más intensidad que antes, nos da la suya si hace falta, solo quiere que nuestra sonrisa vulva apoderarse de nuestras lágrimas, que nuestras ganas de vivir sean auténticas y se apoderen de nuestras ganas de morir, que nuestras decepciones vistan de gala y nuestras penas de luto , que la llama queme, queme todas las cosas que en su día dolieron, que valga la pena tener la llama encendida, que valga la pena llorar de alegría, que valga la pena llorar de emoción, que valga la pena llorar por aquel recuerdo que queremos que se vaya.

Vamos a reír, vamos aprovechar la llama, vamos hacer de estés mundo algo mejor, vamos a quitar las penas de la gente dando un poco de nuestra vela, vamos a ser una familia, vamos a demostrar nuestras inmensas ganas de vivir, vamos a demostrarles que somos únicos, que somos lo que queremos y no lo que vemos, vamos hacer del desastre una bonita manera de admirar los días malos, saltemos, saltemos juntos, saltemos desde un precipicio, que mientras vayamos juntos siempre acabara con un bonito final.

No hagas que la vela se apague, no hagas que llama deje de quemar, deje de brillar con intensidad, deje de ser la que alumbre tu camino, aprovéchala, es tuya.

Abrí los ojos me levante cogí la vela… y esta se encendió, prendí mi camino y ahí estaba, ahí estaba mi sombra acompañándome una vez más.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS