Me gusta la lluvia, porque la lluvia atrae al viento, porque el viento junto a la lluvia dejan un ambiente aromatizado digno de armonía. Por sólo un momento, parece que estás soñando. Como si siguieras recostado plácidamente en tu lecho, soñando; con la lluvia.
No parece algo muy emocionante, pero, para mí, con la lluvia gana mucho significado el argumento de un sueño. Sabes que aún sigues durmiendo, pero a la vez, en tu sueño crees que sueñas, porque nunca has contemplado una lluvia con tal ira y esplendor…
Con el relajante sonido de las gotas cayendo sobre tu nuca, por un instante quedas adormecido en el que crees sueño del sueño que estás soñando.
En trance; hasta que la siguiente gota de lluvia te despierta en lo que parece, una verdadera realidad.
-Cipriano Jiménez Romero, Octubre de 2016.
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