Un sueño, un viaje

Un sueño, un viaje

Ser yo Aclamando

14/05/2017

Me propuse un viaje que me llevará desde esta primera frase hasta completar la hoja. Ir de ese punto al otro, viajar en definitiva por este inmaculado terreno es un viaje que aún no he hecho. Con certeza empiezo a darle órdenes a mis dedos para que, al deslizarse por el teclado, vayan dibujando para el lector una aventura inconclusa. ¿Piensan: “Bueno! Pero cuando empieza el relato?!” Es que ya ha empezado. Estamos viajando juntos por la hoja, y este viaje puede hacerse de variadas maneras. Para ser honesta les voy a contar un viaje que aún no he hecho mientras vienen conmigo haciendo éste aprovechando la fecundidad del pulcro papel.

Quién no se ha enamorado? Y quién no lo ha hecho de personas o ideas imposibles, o de ambos a la vez? Bueno, es que necesito que me comprendan, y quien ha vivido una experiencia como esa sin dudas en este momento estará asintiendo silenciosamente con la cabeza y deseará tenerme cerca para contarme cómo le fue con eso. Quien no la ha vivido, le cuento que, como dijo Paul Theroux, “El viajar tiene glamour cuando se lo mira en retrospectiva”, y yo le llamo viaje a esa oportunidad que me dio la vida, por cierto deliciosa; claro, en retrospectiva. Se comprende?

Corría el año 2013, mis 45 años y por segunda vez conviviendo con una necesidad convincente e irrebatible de darle un tinte de trascendencia a mi vida me preguntaba por su sentido. Entendí que para ello debía dejar de lado el egoísmo, el acopio de vanidades, dentro y fuera de mi alma. Estaba muy segura que debía conciliar el sentido, mi propio sentido con una necesidad, con un vacío, con un deseo de alguien que no fuera yo ni mi entorno. Así comencé a tejer la idea, inconmensurable, de viajar a África. Coincidía con que la persona de la cual estaba enamorada (y él enamorado de mí?) pasaba por Francia por un doctorado y me habló de los Cascos Azules, fuerzas de paz de la ONU. Fuerzas de paz! No cabía en mi insubstancial vida esa acción casi divina, por lo menos como yo la percibía fiel a la costumbre de idealizar algo cuando lo necesito. “La aventura real- autodeterminada, automotivada y a menudo riesgosa- te fuerza a tener encuentros en carne propia con el mundo. El mundo tal como es, no te lo imaginas.” Mark Jenkins –

Entonces dibujaba en el aire una experiencia con refugiados, de algún lugar, de algún país, de algún dolor, de algún hambre, frío, enfermedad. De pronto quise tener la capacidad de aprender varios idiomas, de aprender enfermería, de saber todo absolutamente, de ser Dios. Y comencé con el delirio de darle forma a ese sueño.

Más tarde, no pude sortear el dolor y el martirio de que el amor se había terminado y que este sobrenatural sentimiento puede darnos fuerza pero también es capaz de quitarnos hasta los más sublimes deseos de dar, de vivir, de ser.

Fin del viaje.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS