John Deckard y los Olvidados

John Deckard y los Olvidados

Vicente Olmos

10/05/2017

Otra noche de lluvia, otra noche fría y oscura, mecida en esta jungla de hierro,
donde la gente omite el hedor. Ese hedor hediondo de muerte y putrefacción, de
polvo y sangre. Pero la lluvia achacaba el eco de los llamados pecados.
Pero a John Deckard no le importaba,acababa de cobrar otro cheque. John era un tipo sin escrúpulos, pero en su interior la lluvia no cesaba, se veía corrompido por las emociones. Otro cheque por otra muerte, por esa persona, a la que nadie importa, que desaparece y nadie se pregunte que fue de el. Otro olvidado, un invisible, otro vagabundo u otra puta cosida a balazos en algún callejón húmedo y oscuro de esta lujuriosa y podrida ciudad.
Pero a John no le importaba lo mas mínimo, otra noche, otra muerte, otro cheque. La lluvia conseguía aclarar su mente, tranquilizarle, pero sabia que al final caería. Caería en lo mas profundo de su ser e iría a verla.
Sabia que al final iría con ella, junto a sus brazos, a sus fríos y oscuros brazos, pues, despues de todo, ella era la que le daba de comer. Otro vagabundo u otra puta, otro Olvidado.
Un cigarro en sus labios lo cubrían de gloria, mientras que su oscura y raída gabardina lo protegían de la redención.
A John Deckard no le asustaba nada, el era la imagen del miedo, el portador de pesadillas. Tenia que serlo, no podría vivir sin su amor.
Necesitaba cobijarse en sus fríos y oscuros brazos. Sabia que desde que la perdió se había enamorado por completo. La muerte era su vida, sin ella no conseguía descanso.
Otra vagabundo u otra puta y estaría junto a sus fríos y oscuros brazos.
Otra noche de lluvia, otra noche fría y oscura junto a los Olvidados.

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