Y el hombre despierta…

Un tic-toc en el reloj le pisa el talón a tu juventud.

Un cielo matiz pasado, le da tonos extraños a tus ojos.

Es la novedad que viene a tomarte con nuevos ritmos.
Partituras monótonas ya no palpitan en la melodía de tu alma.

El instinto se revela ante la vida -vida.
Desgracia y pena no se predicen y se superan.
Estampidas de culpa se van y tu… te escapas de las ropas del ayer.
Timorato te abres la cabeza contra el suelo y el suelo mismo se desfragmenta.
Encuentras raíces a tu paso , mas adentro de la tierra y del camino andado.

La vida debajo del tallo visto hasta el desviste te hace vibrar.
La piel te insiste y también florece.
La mirada alborotada desdice el habla de lazos.
Y tu, te desatas y te hechas a correr.

Un tic-toc en la bomba, amenaza con desmantelar hasta la casa mas «pura»
La cobardía ya no es bunker, si cada hombre hace su ley.
Y al derrumbe del sueño, la lealtad solo vive muy por debajo o libre de la piel.

Si a cadenas te arrastran los siglos de la casta y el deber.
Tienes precio ante la vista del poder.
Y tu andar tiene ojos, las ventanas palabras, las paredes jurado.
Pero hoy, el tiempo se te descarrió y tu le robas los pesos a tu compra de exoneración.

Tic-tac tic-tac, toc-toc, ¿Qué puerta se abrirá?
A donde va un hombre desprovisto…

Labios de azufre, besos que sufren, aliento sin comunión.
¿Qué ira desata tu acción? ¿Qué condena?
Saetas y mas saetas tic-tac-toc.
No habrá quien venga a limpiar tus huellas.
El tiempo puede seguir tus pasos.
La bala alcanzar tu cabeza pensante.
Esa que destrozó tantos años de orden y «paz»

Pero el instinto se revela ante la vida-vida.
Entonces, la desgracia y la pena, aunque se predicen… se superan.