Tan cerca del beso

Cuando está tu rostro tan cerca de un beso,

rodeado, por cierto, de negros cabellos,

yo me siento muerto,

al saber que nunca mis labios, transiten a dentro,

de la enmarañada jungla que enreda tu cara,

y cuida sus roces, con brutal recelo.

Y yo mientras tanto, leo tus palabras,

por el movimiento de la comisura,

de ese rosa fresco, que ingenuos me tientan,

sin saber que muero, por aventurarme,

siempre agazapado,

muy bien escondido,

en la encrucijada de la selva umbría,

de enredados juncos,

tropeles de espinas,

que cuidan tus besos,

del ladrón furtivo,

todas esas tardes,

las noches, y días.

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