Esperaba a un amigo para cenar. Llega, se sienta y dice:

– ¡Estoy súper cabreado! Ya no se puede confiar en los amigos…

– ¿Por qué dices eso? ¿Qué te pasa?

– ¡Tú te crees que le cuento un secreto de mi compañera de trabajo a mi mejor amiga, y va ella y se lo cuenta, a su vez, a dos amigas que la conocen! Se ha liado una…

– Pues qué mal, ¿no?

– ¡La verdad es que es muy fuerte! Te lo voy a contar… Pero si viene alguna de ellas y te lo cuenta no le digas que yo te lo he contado…

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