Sin Permiso. (Las muñecas)

Las muñecas no pueden llorar.

Ellas están hechas para jugar…

Clama bella ninfa de agua.
Con alma de sal pintada.
Piérdete en el espejo de cristal.

Déjate caer que tus risos y piernas,
Son solo un objeto más.

Quien vera de tu mirada la ansiedad,
Si debajo tienes esas mejillas de durazno.
Suaves y apetitosas.
Como tus labios flor carmín.
Recolectores de rocío.
Fuentes de amarga miel.

Déjate poner, acomodar y torcer.
Muestra esa bella carita, déjate deshacer.
Que nadie sentirá tu tembloroso ser, debajo de la rijosa piel.

Silenciosa niña que vuela lejos de su cuerpo.
A perseguir conejos entre gemidos y besos.

Tonta mariposa de alas rotas.
Jugando a ser sometida.
No hay tiempo para la entrega ingenua niña.
La vida arrebata y con violencia te atrapa.

No intentes escapar.
No es de muñecas dejar de sonreír.
Ni de putitas negarse al placer.

No es de importancia creer.
Ni se es quien para merecer.
Los detalles cuidadosos del querer.

Sueñas despierta en tu fragilidad nocturna.
Con la mirada perdida, muy lejos de toda piel tibia.
Pasa el tiempo y te pierdes cada vez más.
Algún día quedaras dormida y no volverás jamás.

Regresa ya tontuela, a la realidad.
Que la luz no vendrá a darte los buenos días.
Pero regada serás de liquida gloria masculina.

Mojada en brisa blanquecina, solo queda tu rendición repentina.
La humedad te traiciona.
Al no habitar tú entrepierna.
Y acumularsete en la mirada.

Te avergüenzas de ti misma.
El cielo es lejano y te vigilia.
Mientras ocultas el rostro y te muerdes la lengua.
¿A qué te sabe la boca, fulana con complejo de hada?
¿A besos, a vergas? … ¿a palabras muertas?

¿Cómo se siente el acto sin pacto ni consenso?… ¡detente!
Nadie quiere saberlo, límpiate el rostro y recobra la gracia.

Sonríe con soberbia de belleza inmaculada.
Y olvida tu sentido de tragedia.
Que las muñecas no pueden llorar.
Las muñecas… “están hechas para jugar”