la niña moderna del siglo XXII

la niña moderna del siglo XXII

Vientos del Sur

30/04/2017

Salí a la calle, vivía en una ciudad grande con mucha gente, tanta que podía pasar desapercibida tranquilamente. No siempre era así, porque podría resultar extraño ver una niña de 15 años con un paraguas para taparse del sol. Por suerte la moda gótica lo hacia menos raro. Al cabo de unos 10 minutos estaba en el limite de estar compartir mi espacio con otras personas.

¿No os lo he contado? Soy “hikkikomori” una extraña enfermedad japonesa que impide a una persona salir de casa, solo que en mi país es mas fácil llamarlo “pereza”, “miedo” o cosas peores como “nini”, no era exactamente así porque trabajaba en casa. Pero solo salía a comprar y poco mas. Sentía que estaba perdiéndome muchas cosas así que me obligué a salir de vez en cuando al “laberinto en busca del queso”.

Me desvié de la calle principal, lejos de miradas indiscretas a una especie de callejón, había algunos vehículos, entonces lo vi, un pequeño pomeramia me miraba con furia desde un coche, comenzó a ladrarme. Hacia como 40º a la sombra, no podía simplemente dejarle ahí, busqué puntos estratégicos en las puertas o cristales y me líe a paraguazos hasta conseguir sacar al animal de ahí, suerte tuve de que no saltase una alarma o algo parecido. El muy tonto lo agradeció pegándome bocados con gran hostilidad, pero sus dentelladas no me hacían daño. Deje el paraguas, ya inútil y salí huyendo a casa con el perro enganchado por sus fauces a mi brazo. Una escena de lo mas entupida, pero como dije antes, tantos seres por esas calles hacen caso omiso casi siempre de los demás.

¿Ah, no lo dije? Soy anti-taurina, animalista, vegana y muchas otras cosas de esta era. No me considero nada de eso a ojos de los demás pero si en mi interior. Son mis pequeños secretos que no comparto por temor a parecer ridícula o cualquier otra cosa, de todas maneras soy muy celosa de mi intimidad así que también es algo que forma solo parte de mi.

Cuando llegue a casa di agua en abundancia al perro, después lo bañé y le serví algo de comida. No podía perder tiempo, puse un anuncio en Internet de “Se regala perro de raza abandonado”, seguro que cientos de dueños podían cuidarlo mejor que el suyo. El bicho no tardo en cagarse y mearse por el piso, limpie a regañadientes. Por alguna razón el perro a veces me seguía atacando, ya harta lo até en un rincón donde no me molestara para ponerme con mi trabajo, hacia piezas de objetos para cierta fabrica, no era lo mas pero me daba para vivir.

Creía en el karma, eso que si haces algo bueno o malo se te devuelve por igual o mas, esas cosas, también estaban en mi actualidad, creía firmemente en ello. Por ello que rescaté al perro imagino que algo bueno me traerá esa hazaña. Pero el puñetero solo era ruidos, y desechos. La cosa se estaba poniendo cansina. Tuve la suerte de que por la noche cayó rendido de sueño y no le dio por escandalizar o si no pagaría consecuencias con mis vecinos.

Al día siguiente estaba tomando mi desayuno de avena y frutas mientras miraba el correo por si alguien quería al perro, después de limpiar unas cacas añadí al anuncio “es cariñoso,obediente y tranquilo,mirad sus ojos”(insistí con una foto que había colocado con el 7G,donde el perro ponía cara de tristón porque le hice mirar fijamente una de mis chuletas mas caras de la compra,por supuesto compuesta de tofu y otras cosas especiales para mi dieta , que obviamente no le di al final), unos instantes después el perro me gruño con odio en plan chiste. Noté una gran comezón, venia de donde una mañana antes el perro me estuvo mordiendo. “puff” pensé, me eche una crema a ver si el picor cesaba pero no fue por mucho tiempo que no paró. Solté al perro por la casa, no podía tenerlo atado todo el día pues de seguro saldría loco. Por fin recibí respuesta de que alguien quería tener el perro, no tarde en quedar con esta persona, a solas, en un sitio concurrido. Como último regalo del chucho me había destrozado unas zapatillas que me costó meses comprar, el condenado, menos mal que nos íbamos ya, a la vuelta limpiaría sus últimos destrozos.

Fue rápido, lleve y entregue a “pulgoso”, ese fue el nombre que le dije que tenia el perro, aunque le dije que estaba libre de parásitos y vacunado, que era incierto pero solo lo hice para añadir mas pena y drama a la historia de el imaginario ex-dueño, le dije que pulgoso había estado días en mi casa pero al ser un piso pequeño no podía tenerlo(mentira, vivía en un apartamento amplio que me dejaron mis padres para desenvolverme en esta ciudad inhóspita pero llena de vidas y esperanzas de futuro, pero yo lo convertí en un precioso espacio decorado a modo Zen donde vivir tranquila mi solitaria vida). De vuelta a casa volvió el comezón, esta vez más fuerte, como me tapé con unos manguitos de mi rollo personal para disimular las ronchas formadas que cada vez me picaban mas, fui a la farmacia para que me mandasen algo. Allí me atendió un viejo entupido que insistió en que fuese al hospital, tuve que ceder puesto que me vi forzada a visitar varias farmacias donde me decían lo mismo. El tener que tratar a las personas se me hacia cada vez peor, me dolía la cabeza y tenia sudores fríos. Menos mal que el taxista no me tocó muy hablador. Pagué con tarjeta y Salí del auto.

La espera fue agonizante en urgencias, creo que había mas de 100 personas, no pudiendo mas con todas esas caras deformes de pesadilla que rodeaban todos los rincones, me metí en el baño y esperé oír mi nombre por megafonía, de cuando en cuando pasaba alguien que quería entrar al urinario, pero yo me hacia la loca como que no estaba y por suerte había mas puertas, salía a veces a refrescarme con el agua del grifo. Me desperté en una cama de quirófano, examiné mis brazos había rojeces y rodales extraños, pronto se reunieron ante mi varias personas observándome y cuchichear como si fuese el ser mas extraño del mundo. Lo entendí, ese engendroso perro debió pegarme «la rabia», exaltada empecé a soltar maldiciones venenosas por mi boca sobre el asunto dejando atónitos a todos los presentes, el medico mas mayor se acercó y dijo las siguientes palabras:

“-No niña, nada de eso, lo que tenias en los brazos era un infección producida por ti misma,te rascaste por los nervios , es mas, quizá no lo recuerdes pero estando por aquí liaste una buena atacando e insultando a todo el mundo, tienes esquizofrenia paranoide, manía persecutoria, doble personalidad y otros de los que no eres consciente, tienes una inteligencia peligrosa también, debemos encerrarte y ponerte en tratamiento antes de que hagas daño a alguien o a ti misma.”

A pesar de intentar escapar por la fuerza me inyectaron algo que no supe que era, entre los comentarios de los médicos oí algo que me llamo la atención:

-ya van setecientas cincuenta y nueve con esta ¿no?

-Así es, se creen «especiales» pero solo intentan serlo a su manera, es una pena que desemboquen a estas condiciones malas…

Mi mundo se derrumbó y llore desconsoladamente.

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