– Ōkami, ¿está noche no aullarás a la Luna?

No respondió, sencillamente sus ojos estaban perdidos en ella. Esa noche era distinta, sentía con más fuerza la llamada, pero sabía que no era igual en su interior, su corazón ya no la anhelaba.
Despacio apartó la mirada, había mentido, defraudando a su palabra de llamarla cuando surgiera y la Luna lo sabía, esa noche estaba tan cerca suyo que decidió apartarse.

El espíritu que lo acompañaba lo siguió, viendo como descendía con grandeza y agilidad, pero sintió que no era como las otras noches de Luna llena, lo notaba distante, solitario y frio, temía preguntarle porque no aullaba a su amor como todas las noches que ella resplandecía llena.
Continuo observándolo en silencio, mientras Ōkami se alejaba cada vez del resplandor del que fue su amor, adentrándose en el oscuro bosque. El pequeño espíritu no se atrevió a seguirlo en la penumbra y se quedó bajo el abrigo de la Luna.

Los amantes se fueron distanciando, Ōkami ya no quería aullarle como tantas otras noches, pues en su corazón ya no albergaba el mismo calor y la Luna tardaría muchos años en volver a estar tan cerca, que incluso alargando el hocico la tocaría. Había perdido la oportunidad de acercarse y ahora sabía que tendría que vivir con ello.

El pequeño espíritu, se sentó en lo alto mirando al cielo en busca de respuestas, pero solo tenía una pregunta que hacerle a la Luna.
– ¿Por qué os habéis abandonado? – sabía que no obtendría respuesta, se levantó y descendió.

Al llegar al pie de la montaña descubrió como Ōkami seguía oculto entre la maleza y como la Luna salía desde el otro lado sin tocarlo. Como si realmente el cielo hubiera decidido separarlos.

El pequeño espíritu se alejó de los amantes, sabía que ninguno de los dos podría estar completos nuevamente hasta que decidieran ver que se necesitaban para complementarse.
Y así, la Luna siguió saliendo noche tras noche sin acercarse nuevamente al Ōkami que una vez le aulló con todas sus fuerzas y que tal vez tardarán demasiado tiempo en darse cuenta del error que habían cometido por dejar pasar la oportunidad de estar juntos, como tantas otras noches.

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