EL DIA EN QUE TODOS FUIMOS UNO

EL DIA EN QUE TODOS FUIMOS UNO

maximo caminero

22/03/2020

EL DIA EN QUE TODOS FUIMOS UNO

Todo empezó una tarde normal, de un día normal. El mercado absurdo en mercancías animales se desparramaba en descuartizamientos y sangre por todas partes…normal también.

La ciudad, lejana y desconocida para la gran mayoría de los seres humanos del planeta, seria pronto la protagonista del Armagedón! Los cuatro jinetes del apocalipsis, la suma de todos los artilugios nucleares, atómicos e hidrogenados.

Un simple murciélago, o una serpiente emplumada o las orejas de un cerdo o los ojos de una vaca, que importa!! Al final, el verdadero culpable del desarrollo del virus mortal que amenaza con “asfixiar” a la humanidad, es el hombre, es decir…nosotros!!

Bestias insaciables que se alimentan del dolor de las otras especies del planeta. Ya no sabemos que inventar para comer; patas de cerdo, rabo de vaca, hígado de chivo, ancas de rana, corazón de mono, dientes de murciélago…

Desde las vacas locas, hasta la fiebre porcina africana, hemos recibido señales de advertencia. Cuidado! Se están pasando, nos señalaron, pero no, hasta la sangre de perros y gatos es consumida.

Hoy vemos lo frágiles que somos, lo breve, lo indiferente! Lo absurdo!! Cientos de personas se están muriendo día a día mientras nos deleitamos con divertidos memes. No es que este mal que tomemos las cosas con humor, eso nos ayuda a controlar el pánico, pero nos estamos distrayendo en aprovechar esta oportunidad para “arrancar” otros hábitos destructores que silenciosa e indeteniblemente están destruyéndonos igual que el maldito coronavirus presente.

Somos uno! Por fin se dan cuenta! Lo que ocurre en el rincón mas lejano u olvidado del planeta puede tener las repercusiones que hoy, insólita e inimaginablemente pensábamos que podría ocurrir, el mundo detenido.

Cada hogar del planeta esta compartiendo el temor de perder a sus seres queridos. Estamos prisioneros en nuestras propias casas. Atentos, desconfiados. Quizás algunos logren meditar y cambien sus hábitos, quizás otros se conviertan en activistas que detengan las tormentas desatadas por divisiones de índole racial, político o religiosos.

Hoy, nos damos cuenta que las fronteras solo son divisibles en los libros de historia o geografía. Que la única especie que discrimina a conciencia es la nuestra.

La lección que hemos recibido espero no se nos olvide pronto. Tenemos pendiente, después del diluvio, exigir una recapitulación del mundo.

No podemos vivir en el filo de la navaja con mas de 500 bombas nucleares sobre nuestras cabezas y en el patio vecino. Con que derecho pueden destruirnos a todos? Para los que no se han desayunado…un simple conflicto atómico entre la India y Pakistán (apenas 1% del armamento mundial) desencadenaría una nube que afectaría la agricultura del planeta poniéndonos de nuevo en riesgo…igual que este avasallador virus.

Imagínense si apenas estos dos países tienen el uno por ciento de armamento nuclear…que pasaría si se desatasen los que abarcan al 99 restante?

Hoy, es un momento histórico en el mundo, pero también , y posiblemente, la oportunidad única y tan deseada por todos. Rehacernos de nuevo porque vamos mal, sumamente mal. Deshacernos de ambiciones acaparadoras para distribuir parte de nuestro talento en el bienestar colectivo.

Detener las matanzas de animales, quienes sufren diariamente un holocausto sin sentido. Alimentarnos para ser saludables y no “lucir” saludables ya que tener libras de mas es tan dañino como la corona de M esta.

El mundo se detuvo y no es para descansar o seguir con el relajo. El mundo se detuvo para que meditemos en que coño lo hemos convertido. Para que dictemos nuevas reglas de convivencia que nos permitan ser, verdaderamente felices! Reglas económicas, sociales, morales, de salud e higiene.

No podemos seguir inocentes e inactivos ante las tragedias que puedan desatar unos pocos. El mundo es uno solo! Hoy por fin nos damos cuenta! No quiero que el día de mañana se nos olvide y ante una nueva hecatombe nos recordemos de hoy…el día en que todos fuimos uno! Salud! mínimo caminero

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