La casa de mis sueños sería…

Quisiera que mi casa fuera el cuerpo que habito.

¿No sería un sueño?

Mi cuerpo se pliega y despliega, satisfaciendo mis deseos.

Mi cuerpo bucea entre formas infinitas, se viste de colores y desfila por el mundo entero a mi antojo.

Podría tenerlo todo en la casa de mis sueños. El Universo me lo prestaría y yo sólo habría de tratarlo con mimo.

Podría vivir cada día en el sitio que quisiera con solo cerrar mis ojos y desearlo. Unas veces, necesitaré más luz. Otras, únicamente una silla frente al mar. Da lo mismo lo que me apeteciera, podría disfrutarlo al instante.

La casa de mis sueños me regalaría un techo de estrellas si se lo pidiera e incluso, si me concentrara mucho, mi cuerpo sería capaz de transformarse en una preciosa nave espacial y disfrutaría del enorme privilegio de visitar el espacio y podría conocer Plutón por fin (siempre, desde que era muy pequeña, decía que yo tenía que ser de allí. Me enfadé terriblemente cuando dijeron que no era un planeta y más tarde, tener la osadía de denominarlo planeta enano).

Si algún día me sentía especialmente cansada, mi cuerpo se convertiría en un pequeño velero, fondeado en la orilla de un mar en calma que arrullaría la quimera de mi noche.

O podría subir hasta la cima de un monte para ver el atardecer más espectacular del mundo, deslizándome por cualquier camino como si de mis pies nacieran ruedas.

Lo que más he deseado siempre ha sido poder volar y por fin la casa de mis sueños me concedió el regalo de que se hiciera realidad, proporcionándome unas alas de mariposa monarca grandiosas que una vez extendidas, hacían que me sintiera la dueña absoluta del planeta. Disfrutar el mundo desde las alturas, me dio una nueva perspectiva sobre la vida.

Mi hambre y mi sed, las calmaría la Madre Naturaleza. Mi cuerpo sería un engranaje perfecto, que filtraría su necesidad y el resto, lo devolvería a la Tierra.

Todo sería sostenible en la casa de mis sueños.

Cualquier cosa que pidiera, bastaría con dibujarla en el aire y con un suave soplido, se desvanecería de nuevo.

Mi cuerpo y mis deseos hicieron que cumpliera varios de mis sueños más preciados de mi niñez y eso es algo que no tiene precio aunque todo haya sido un bonito sueño.

Definitivamente, la casa de mis sueños, es el cuerpo que habito.

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