Bajo la lluvia que se vuelve inoportuna

Puedo ver toda la ciudad a través del auto que se encuentra en movimiento, el día tiende a teñirse de gris mientras que la tarde le da paso de forma perpetua a la lluvia.

La tempestad se vuelve cada vez más inoportuna, así que el vidrio se empaña mientras miles de gotas empiezan a descender una tras una.

En mi mente se vuelve vago el pensamiento y te recuerdo mientras me sigo preguntando: — ¿Dónde quedaron las promesas que me hiciste en aquella habitación? — me queda muy claro que todo esto solo fue producto de mi imaginación.

— ¡Nada es eterno! — eran tus palabras mientras claramente yo las ignoraba, estaba cegado y no me daba cuenta que todo esto era una pérdida de tiempo.

Pongo la música a todo volumen, claramente es una señal de que aún sigo escuchando nuestras melodías. Se me ocurre pensar que en estos momentos lloras mientras tratas de conciliar el sueño debajo de tu almohada.

La tempestad se encuentra en pleno auge, las gotas de lluvia empiezan a caer con más fuerza mientras los vientos alisios llenan la atmósfera de frío, ahora me doy cuenta que verdaderamente…te necesito.

El viaje se torna cada vez más pesado con cada uno de estos recuerdos, es como si me encontrará transitando en medio de la neblina que sólo me deja tu adiós.

Pongo el pie en el acelerador para salir de este túnel llamado “Tú”, ya no importa si me estrello ni mucho menos si la explosión a causa de esto me arruina.

Su ausencia activa las luces en intermitente, solo deseo frenar todas las melodías que los violinistas tocaban en la noche estrellada.

Solo quiero dejar de lidiar con tu inolvidable recuerdo, mientras me fugo ante esta realidad.