Que si perderse es encontrarse, no dejemos de hallar caminos.

Recuerda que un diamante se talle a base de golpes.

Nunca de caricias.
No se trata solo de persistir y resistir.

La vida no quiere enseñarte solo a ser fuerte. De esos ya hay muchos.

Valientes que tejen su armadura a base de cicatrices que de un solo soplo se vuelven a abrir.

Nuestras heridas no son escudo, son la espada. Con la que hemos de atravesar el destino.

Recuerda que lo más peligroso no es el enemigo de enfrente sino tu mano que la empuña.

Nunca empieces una batalla sin un porqué. Que el porqué de la batalla nunca se empañe de tu codicia.

Que tu fin nunca justifique los medios. Que los medios justifiquen tu fin.

Las mejores victorias no tratarán de cuantas veces has vencido.

Serán las que nunca te diste por vencido echándose todo a perder.

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