Acababa de llegar al hotel. El corazón me latía con fuerza y empezaba a nublárseme la cabeza.
Entré en la habitación y deshice la maleta torpemente sobre la cama.
Un grito me sobresaltó. Salía del baño.
—¡Socorro!
—Discúlpeme señora. Me confundí de habitación. Ahora mismo me lo llevo todo.
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