En el Laberinto

En el Laberinto

Cesar

28/01/2020

En el Laberinto.

Dead can Dance siempre fue mi banda favorita… sonaba la segunda canción del lado B, sus frágiles y difusos sonidos, se perdían en la acústica desesperación de mi interior.Comencé a sudar y a girar al unísono con la habitación, giraba lentamente.La luz de la lámpara degeneró en miles de pequeños haces multicolores danzantes; las que eran melódicas canciones, se transformaron en fríos quejidos y gemidos de dolor… creo que esta vez, la muerte si iba a bailar.

Mis ojos decayeron paulatinamente, el último recuerdo de mi habitación, fue la imagen de aquel frasco blanco, sobre mi vieja alfombra negra.Las píldoras yacían estáticas alrededor del recipiente que alguna vez las contuvo, pero ahora que se hallaban en libertad, danzaban al compás de mi sufrir, realizando un ritual victoriano.Aquel extraño escenario, fue el que indujo al dormir eterno, mientras se desvanecía mi consciencia. Entre luces y sombras grises, ocurría un ir y venir de imágenes y ruidos confusos, la voz de mis padres dilataba mis sentidos, unas luces largas que iluminaban pasillos, una mujer con traje blanco y rostro cubierto, y esos agudos dolores en mi brazo cual picadura de avispa ponzoñosa, me forzaron a cerrar mis ojos, para dejarme llevar por un continuo murmullo silente. Palabras familiares resonaron en mi oído, como sobredosis, emergencia, estado crítico, entre otras que no alcanzo a recordar.El murmullo se hizo más fuerte y cada vez fue más fuerte, retumbando en mi cabeza, apagando mi cordura, hasta transformarse en un silencio absoluto.

Al principio creí estar ciego, pero al cabo de unos cuantos segundos, mis ojos comenzaron a acostumbrarse a aquella singular oscuridad, semejante a la noche, pero a la vez distinta, un tanto cambiante y a la vez perpetua.Mis narices se inundaron de un suave y casi imperceptible olor a cansancio lánguido, un aroma a tristeza melancólica que desplazaba por todo el lugar, cubriendo así, hasta mis pensamientos.Transcurrieron algunos minutos sin que pudiera moverme, mis ojos se habían habituado al extraño matiz grisáceo, así que comencé a observar mi alrededor, sin saber en qué lugar me encontraba.Me vi en la mitad de un largo corredor, con salidas hacia atrás, hacia delante y hacia ambos costados.De inmediato comprendí, que era un laberinto. Avancé con pasos temerosos, que fueron dejando huellas cada vez más hondas.A medida que avanzaba y recorría la totalidad de los pasadizos, un sentimiento de angustia se forjó en mi pecho y la desesperación me abrazó rauda sin querer dejarme ir.Vagué por aquel abismo amurallado durante horas, sin poder hallar una salida, aunque extrañamente no me sentía cansado, no físicamente al menos.Comencé a sospechar que estaba en una especie de limbo, un sitio olvidado por los hombres y quizás hasta por Dios.Comencé a pensar que jamás saldría de allí.Me senté sobre un monolito, que parecía ser el centro del laberinto, el lugar al que siempre llegaba, tanto si avanzaba, como si retrocedía.Sin comprender el por qué, la angustia fue reemplazada por un sentimiento de conformismo y aceptación, como si algo dentro de mí, comprendiese la finalidad última de estar ahí, la razón de mi pérdida, similar a conocer su propio destino, tras haber visitado un oráculo.Y me quedé sentado inmóvil, durante una eternidad. Mis pensamientos divagaron sumergidos en aguas turbias por recuerdos, las imágenes de mis padres y de Amanda, se precipitaron frente a mis pupilas.Ideas surgieron entre líneas.¿Quizás si hubiese tenido la confianza para hablar con ellos no estaría solo?, si Amanda hubiese escuchado la sinceridad de mis palabras, de mis caricias, de mi amor en general, no hubiese saltado hacia tan negro abismo… volví a cerrar a mis ojos, con la esperanza de no abrirlos jamás y me dejé hundir en un sin fin de recuerdos y sentimientos varios. Pareció una eternidad, años y siglos reunidos en tan sólo unos segundos cargados de emoción, hasta que fue insostenible captar todas las connotaciones implícitas de tales martirios, sentía que mis sueños corrían despavoridos, mientras chocaban entre ellos, sentía que la vida, me había sido arrebatada. Abrí los ojos por temor a no ver.Abrí los ojos por temor a no estar en ninguna parte.Me tomó unos instantes ordenar mis ideas y calmar la euforia que sentía.Llevé mis dedos hasta mis ojos y los presioné suavemente, pretendiendo acariciar las diversas imágenes que estaban grabadas en mi retina. Súbitamente me incorporé con nuevos bríos, una silueta de traje negro cruzaba ante mi cuerpo, unos cuantos metros más allá.Corrí para alcanzarla, pero no avancé un milímetro.Daba la impresión de que las paredes corrían conmigo.Traté de gritar para captar la atención de aquella aparición funesta, pero mi voz se había quedado muda.Y en esa peculiar sensación de extrañeza, me quedé aislado de mi propia alma.Como si fuese un cuento de hadas, un trémulo beso me sacó de mi dormir despierto.La silueta yacía de pié, a unos centímetros de mi rostro.Por alguna razón que desconozco, sólo pude percibir sus pálidos y fríos ojos negros.

– ¿Quién eres tú? – le pregunté.

-Soy aquella a quién buscabas.

-Yo no buscaba a nadie. –le alegué mientras retrocedía un par de pasos.

-Entonces nadie soy.

– ¡No!, no comprendes, yo no buscaba nada.

-Entonces tienes suerte, pues nada soy.

-No comprendo, sino no eres nada y no eres nadie, ¿Qué eres?

-Soy aquello que los hombres temen y a la vez buscan con ansias, soy la respuesta a todas las interrogantes que no tienen preguntas, soy aquella sensación de vació que contienes en tu interior, soy lo que ustedes denominan muerte.

Mi sangre se congeló, mis venas se rasgaron en un silbido ahogado por el miedo.La silueta frente a mis ojos, era lo que buscaba y no podía recordar, era la solución a mis problemas, la redención de mis pecados.Sólo lamenté no tener conmigo, doce monedas de plata, para pagar con ellas mi estadía en el infierno.

-Ahora recuerdo y comprendo lo ocurrido.Estoy esperando que me abraces en tu seno y que liberes mi alma malherida.

– ¿Puedo preguntar antes el por qué?

-Si eres aquella que dices ser, deberías saberlo, ¿o no?

-Es claro que lo sé, pero quiero saber si tú lo sabes, o sólo eres uno más de aquellos que me buscan sin saber por qué.

-Me he hastiado de mi vida, de no encontrar razones para ver el cielo, de no encontrar una piel semejante, que me devuelva mis caricias, estoy harto de no conocer respuesta alguna, de no saber que hago en este mundo.También estoy cansado de no saber quién soy y que el destino se burle de mí.

-Te quejas de vivir, sin saber lo que es morir.Te quejas de la vida, sin siquiera conocerla.¿Crees que la muerte es sólo un sueño lánguido sin consciencia? ¿Crees que la vida es tan miserable, como para no aceptarla?En realidad, no sabes nada, si tan sólo comprendieras por un segundo lo que es morir, si tan sólo observaras las cosas que yo he observado, no vacilarías en despertar cada día con tales ansias de vivir, que hasta el mismo cielo se sentiría envidioso de tal energía.¿Crees que tu vida es miserable?, no sabes lo que dices.Tú has nacido, has sido cobijado y alimentado, has conocido las caricias tibias, has tenido un cuerpo a tu lado que te abrigue, has probado el sabor de un corazón dulce, has podido sentir el calor del sol y la frescura de la noche en tu rostro, en fin, has vivido días y noches en un mundo lleno de maravillas mortales.En cambio, yo, no he conocido hombre alguno que no me tema, no he probado bocado alguno que no sea amargo, no he sentido tibieza alguna que refresque mi conciencia, yo solo he existido siempre y siempre existiré, codiciando la vida que arrebato de cada hombre que llama a mis puertas, cada iluso mortal que cree que su vida es un infierno. ¡Si ni siquiera saben lo que es el infierno!Es tener al alcance todo lo que desea y no poder tocarlo, es tener unos ojos negros y sin brillo, cual mirada aterradora de los mares, es tener un pecho vacío que no alberga otra cosa que vacío, es saber que no puedes hacer nada para cambiar las cosas, porque no puedes cambiar lo que no eres, lo que no has sido y lo que no serás nunca.¿Crees que el destino se ha burlado de ti?Quizás así sea, pero tienes la posibilidad de cambiarlo o tal ves de tú burlarlo a él, pero yo no tengo destino, soy destino en mi mismo, soy recursivo en mi vacío, soy nada más que una invención creada para explicar lo inexplicable.

Me quedé impávido y en silencio. Aquella declaración era aguda y concreta; afilada e intrigante. Siempre he sido una persona egocéntrica, siempre centrado en mis problemas y mis necesidades, siempre disconforme y responsabilizando a otros de mis fracasos. No había sido capaz de observar la vida de otros distintos a mi ego. Quizás por eso no logra conciliar una relación profunda con otro, porque no era capaz de percibirlo. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la lánguida voz de la silueta, que parecía leerlos en mis ojos:

-La verdad es que no te culpo por lo acontecido, sólo eres culpable de ser hombre.No seré yo quién te entregué las respuestas que codicias, ni tampoco quien te ponga a dormir por siempre, sólo puedo mostrarte los dos caminos que puedes seguir.Frente a ti, se encuentra tu vida ordinaria, aquella a la que has despreciado todos estos años, atrás, un mundo de vacío y soledad, un dormir eterno, un devenir consciente de múltiples culpas y arrepentimientos, ahora depende de ti, cual será el camino que escogerás…

Y tan rápida como apareció, se desvaneció entre palabras no pronunciadas y agradecimientos perpetuos en silencio.

Nadie cree esta historia que estoy contando hoy, ni la enfermera que estaba presente cuando abrí los ojos o ni mis padres que lloraban al costado de la camilla; ni mi esposa, ni mis hijos, ni mis nietos.Han pasado 55 años desde aquel día y sigo sin obtener las respuestas que codiciaba, pero para ser franco, dejé de buscar hace ya varios años. En vez de eso, me he dedicado a vivir, a sentir la calidez del sol, la tibieza del mar, la frescura de la noche y enseñar lo que he aprendido a otros menos afortunados que yo, que no han tenido una conversación con la muerte, para poder saber que es la vida.

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