«Le encantan los atardeceres y caminar en soledad, su mirada es infinitamente impredecible, pero siempre se nota triste.
Escribe poemas sobre rosas. Y el sarcasmo es el dueño de sus palabras, no habla mucho y lo poco que dice es importante.
Sufre desde su infancia y por más que lo sabe es masoquista, no se cuida, dice que la muerte nos tiene que llegar a todos.
Sus muñecas siempre tienen frio,
No hay día en que no úsé su saco.
Tiene una sonrisa calida; Y un sentido del humor guiado por imagenes, bastante admirable. Parece ser un desastre, pero aún así le amo»
suspire cuando termine de leer. Tomé mi boligrafo y escribí abajo de la nota. «Si me preguntan que si recuerdo a quién amé, diré que no.»
Aunque había escrito aquello, sabía profundamente que esas palabras eran causadas por el orgullo de mi memoria.
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