Y me perdí entre sábanas que me enredaban con el destino. La realidad es que no era distinto a lo efímero. Todo es cuestión de momentos, de segundos o de un simple parpadeo. En lo que parecía quedarse se fué al abrir los ojos. A veces me pongo una venda pretendiendo ver en la oscuridad y lo curioso es que acabo haciéndolo. Todo se compone por el rastro que dejan las estrellas fugaces, por deseos cumplidos que se apagan con el fuego cada vez que soplamos las velas.

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