Mis palabras (que son tuyas)

Mis palabras (que son tuyas)

Misletrasparati

30/12/2019


Hay momentos en los que las palabras salen presurosas a tu encuentro, salpicando como un chorro desde la punta de mi lápiz, o bailando un zapateo apresurado que hace explotar mis dedos contra el teclado del computador. Mis palabras, cuando se desesperan por verte, son como ese perro que se vuelve loco cuando ve llegar al dueño. Puede que tu no te des cuenta, pero ellas saltan sobre tus ojos meneando la cola desesperadas y lamiéndote la mirada con frenesí. Felices porque se saben tuyas, porque esas palabras nacieron solo para encontrarse con tus ojos y tu lectura es para ellas su razón de vida. Para el resto del mundo son un secreto y un secreto no existe hasta que alguien lo descubre.

Mis palabras, que son tuyas, son la única forma que he encontrado para poder tocarte, aunque solo sea ese roce silencioso y discreto que sucede cuando pasas sobre ellas como un soplido breve pero placentero. Cuando te extraño (que es todos los días de todos los tiempos posibles) estiro mis brazos tratando de tocarte, los estiro fuerte, tanto que siento que quieren salirse de sus coyunturas, desprenderse de mi torso y salir disparados como misiles recorriendo la geografía del continente para buscarte. (Notarás que no lo logran porque, de haber llegado, estarías invadida de caricias). Mis palabras son el emisario que llega hasta ti para contarte que te estoy amando.

Las envidio, con una envidia que a veces peca de malsana, porque justo ahora, ellas están allí, besándote la mirada, ocupando el lugar donde yo quisiera estar. Porque pueden olerte, porque sienten tu respiración perfumándole el rostro y porque en este instante están arropándose con tus párpados, mientras en este lado de la caratula yo me congelo de ganas de ti.

Y en esas noches de frío donde llueve cordura y la lógica es neblina que oculta mis sueños, cuando no encuentro alegatos para enfrentar lo difícil de nuestro encuentro, cuando apenas queda un fondito en el frasco de optimismo, pienso en mis palabras. Bendita la suerte que tienen, porque están allí, porque son tuyas y porque incluso si algún día no somos, ellas seguirán estando a tu alcance, para abrazarte y susurrarte en los ojos que estoy a cientos, a miles de kilómetros, viviendo la vida que construí, pintándola de felicidad, pero contigo latiéndome en el pecho como un secreto silencioso y ardiente.

Uno tiende a pensar que todo lo que no pasó habría sido perfecto. Idealizando lo desconocido aunque nadie sepa lo que en realidad habría pasado… A pesar de todo, bendigo tu presente y bendigo tu futuro, aun si al final tenga que verlo desde la pantalla. Pero no hay forma de arrancarme la certeza de lo hermoso que habría sido si nos hubiésemos elegido en aquel lado de la vida.

De este lado, virtual pero verdadero, te sigo eligiendo cada segundo. Lanzando mis palabras como palomas mensajeras que cabalgan el aire como yo no puedo hacerlo, llegando hasta ti en mi nombre. Te entrego su custodia porque, tal cual como yo lo sería, ellas son felices estando cerca de ti.

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