Te escribo desde el infinito

Mi almohada se volvió caliente así que le dí la vuelta y seguí con mi sueño, ese en donde apareces una y otra vez.

Bailo sola, siempre tan sola. Mi vestido se ilumina con las luces de ese pasillo tan abandonado. La canción se repite mientras la canto con mi suave voz. Tú te quedas en el rol de espectador, no haces nada más. No me averguenzo, bailar no es lo mío pero en este caso lo disfruto. Lo sabes así que sonríes y te quedas allí, apoyando la mitad de tu cuerpo en la pared.

Sonrío aquí y en mis sueños. Despierta y dormida. Le sonrío a la luna y a tu nombre.

Floto en un mar de lágrimas; no son las mías ni las tuyas, serán de los desilusionados, los que tienen el corazón roto, así que trataré de ocultar la sonrisa.

Te acercas despacio con tu mirada intacta. No sé qué buscas pero seguro que a mí. Claro, si alrededor no hay nadie más. Quizá sí afuera pero no quieres salir.

Unos besos te tiro desde el infinito. Te quedaste ahí en medio pasillo, tratando de atraparme como si fuese una mariposa colorida.

Vuelo ahora y lejos pero no de ti, más bien de la luna porque me quiere para ella.

Vuelo ahora y vuelo siempre.

Contigo y sin ti. No importa eso ahora y quizá nunca.