¿Cuánto valen las palabras que no pueden pronunciarse?

Las preguntas que no me atrevo a responder, las emociones que no sé expresar.

Las palabras que no dije adornan el aire bellas, pero vacías, como globos que se me escaparon de las manos.

Con las manos, mi hija dijo mamá por primera vez.

Elena nació sorda y me costó aceptar que para ella no habría palabras pronunciadas.

¡Me equivocaba!

Con las manos, dibuja las palabras más valiosas y me las regala.

Y yo me hago rica en palabras que no puede pronunciarse.

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