Ahí estabas tú, recogiendo tus pertenencias del lugar que solíamos llamar nuestro “Hogar”, tu rostro no mostraba expresión alguna, sin embargo, con la prisa que llevabas puede notar que habías esperado con ansias este día, tirabas tu ropa en las maletas, tal vez en el lugar donde ibas había tranquilidad para organizarlas.

Me alegro que hayas encontrado a alguien que te vaya a hacer feliz, aún no logro notar la química que hay entre los dos, pero, ¿Qué mejor que cualquier persona para alejarte de mi? Aunque… dices que no hay mejor chica para ti que ella, te creo.

Me será inevitable no recordar que te fuiste un sábado en la tarde, es algo cómico, pues justo a esa hora de jóvenes nos recostábamos en el techo de la casa de tus abuelos a contarnos nuestros miedos y metas a largo plazo, solo pasaron los años y utilizaste esa tarde para marcharte.

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