Aquella noche, en el fondo de mi corazón suplicaba que estuvieras en mi vida y no fueras paranoia… El dolor que mi cuerpo tenía en esos días me hacían pensar que existías dentro de mí. Tenía miedo de afrontar tu compañía y de repente mi vida recobró el sentido y planeaba todo contigo.

Pensaba en ese futuro que ignoro todo el tiempo… Por unos días hiciste que el futuro tuviera sentido. Te deseaba tanto luego de temerte, es inevitable -pensé- por fin algo de mí será bueno… Aunque las cosas con él no hayan terminado bien, tendría al fin el sueño que causó algún día el quebranto y el desencanto en mi corazón.

Imaginaba que serías una niña y que ya al fin era fértil… Imaginé juntas despertando mirando tu cara y tus gestos, sorprendida de la vida por ver que algo tan hermoso había salido de mí; de algo tan imperfecto. Al ver la ausencia me sentí muy feliz, no me importaba él… solo el sentimiento hermoso de pensar que al fin tendría algo hasta la muerte. Una hija…

Al otro día me levanté y busqué… El dolor al ver la sangre no lo había podido soltar hasta ahora, no pudiste ser en este mundo de asco… No fuiste real, linda.. Solo el reflejo de mi gran anhelo, solo una fantasía que de cierta manera me ha dado una razón más para vivir.

Sé que te tendré pronto…

Con amor, mamá.

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